Robbie Williams ha cogido el testigo de Rocío Carrasco en lo que a docuseries se refiere y va a grabar un documental sobre su vida. Aunque eso sí, sustituyendo las perlitas envenenadas que envía la retoña de la más Grande a todo el elenco de su árbol genealógico por un despliegue de líos sabaneros y botellas cargaditas de agua con misterio.
El principal cometido del artista es que su experiencia con las adicciones, entre las que se incluyen sexo y drogas, sumadas a sus problemas de salud mental, ayuden a otras personas a no pasar por lo mismo. El documental, que comenzará a grabarse dentro de muy poquito, será producido por Netflix y "sin reglas", por lo que se augura un contenido la mar de explícito.
Según han salseado desde 'The Sun', la mansión de 8 millones de lereles del cantante en Kensington (Londres) será testigo de esta obra de culto: "Estará lleno de sexo, drogas y enfermedades mentales. Aún no han empezado (el rodaje), pero estoy seguro de que será un documento lleno de aristas y cien por cien que yo daré muchísima información sobre mi vida y aquella época", cotilleó Williams en una radio neozelandesa.
Robbie ha dejado clarinete que está dispuesto a poner toda la carne en el asador con el fin de mostrar una imagen 100% verídica de como es él: "La mayoría de la gente quieren hacer una versión aséptica de sí mismos porque tienen miedo de mostrar demasiado de su vida real. Y la gente claro que puede ver esas cosas, pero yo, como espectador, no me siento bien interpelado con eso, así que no es lo que voy a hacer", ha confesado el docuking, haciendo mención a que lo único que no aparecerá en el proyecto será todo lo que tenga que ver con sus retoños:
"No creo que los niños participen. No voy a dar tanta información sobre cómo funciona internamente mi cabeza", sentencia.