Bueno, bueno, bueno… ayer sin duda fue un día grande para Lily Allen, para los familiares y para todos sus fans, desde luego que sí. Porque mira que nos gustan las buenas noticias y una boda desde luego que lo es pero… ¿y si las buenas noticias vienen en pareja? Pues enhorabuena porque este es el caso, pero mejor os lo digo al final, que ahora no me apetece quitarle protagonismo a la boda, que la llevábamos esperando desde que Lily nos enseñó ese precioso anillo de compromiso desde su propio twitter.
Lily Allen llegó a su boda en un coche Bentley verde oscuro y nada más salir nos dimos cuenta de lo radiante que iba: la sonrisa le inundaba la cara y era la viva imagen de la alegría. Todo tuvo lugar en la campiña, así muy rollo inglés, con invitados muy ingleses y hasta vestidos muy ingleses, que el propio traje de boda de Lily Allen ya tenía sus aires retros porque a pesar de ser un diseño personalizado para su boda y ser de la diseñadora francesa Delphine Manivet, tenía un velo de la década de 1920 y claramente podía apreciarse que era de inspiración vintage.
Entró a la iglesia del brazo de su padre, el actor cómico Keith Allen mientras sus amigos y familiares más cercanos esperaban a las afueras de ‘St. James the Great Church’, hablando, esperando al novio o como hacía su hermano menor, Alfie Allen, fumarse casi una cajetilla entera de cigarrillos de los nervios que tenía. Eso sí, Lily serena ante todo y sin un ápice de nerviosismo en la cara, como tiene que ser.
Hubo alguna que otra invitada, su propia hermana para ser más exactos, que parecía que lo que buscaba era quitarle protagonismo a la novia a la par que algún ojo a los invitados (parece que se ha puesto de moda que las hermanas intenten quitarle protagonismo a la que se casa solo que a Pippa Middleton le salió bien la jugada y a esta… en fin). Nena ¿no podías haberte desajustado un poco el vestido o haber escogido algo más holgado? ¡Qué se te van a gangrenar los pechos!
¿Detalles de la boda así curiosos? Pues en verdad hay unos cuantos: primero que nos hemos enterado que Lily Allen y Sam Cooper (que es su marido, que todavía no os lo había presentado) han decidido no firmar acuerdo prematrimonial y eso que Lily tiene acumulados casi seis millones de libras en el banco
¿Razones? lo considera “poco romántico”. Ella dice que confía plenamente en su marido y no quiere que desconfíe de ella así que imagino que Sam podrá dormir tranquilo sabiendo que pase lo que pase, trabajar lo que es trabajar ya poco.
La otra curiosidad, algo más macabra, es que la ceremonia fue oficiada por el mismo clérigo que tuvo que encargarse del funeral del hijo nonato que murió el año pasado y que sumaba otro aborto más a la historia de la pareja. Pero no pasa absolutamente nada porque eso se ha arreglado pronto ¿No le veis cierta barriguita a Lily? Pues sí, no es por las torrijas… ¡Nuestra Lily está embarazada de nuevo!
Ese fue el otro bombazo, y es que el mismo día que se casa, anunciaba a sus amigos y familiares que están ya esperando su primer hijo con un embarazo de 12 semanas. Y vamos, la alegría de los presentes no podía ser más inmensa:
Está embarazada y se está casando con el hombre de sus sueños. Está en una nube, increíblemente feliz y llorando de felicidad. Todos hemos estado rezando y deseando que las cosas le fueran bien, y no podríamos recibir noticias mejores
Y yo sinceramente estoy que no quepo en mí. Porque la noticia del aborto, después de llevar seis meses de embarazo y sabiendo cuánto deseaba ese niño, me dejo impactadísimo. Pero esto de que me den las buenas noticias a pares es realmente increíble. Así que desde Poprosa, aunque sé que no me vais a leer que andáis de luna de miel en Glastonury, donde la pareja se conoció, mi más sincera enhorabuena.
Fotos | Gtres
En Arrebatadora | El maquillaje de Lilly Allen el día de su boda
Ver 32 comentarios