Eso mismo tiene que estar pensando Pilar Rubio cada vez que se ve en el espejo: quién demonios le habrá dicho a mi estilista que a mi me gusta ir de semejante guisa por los pasillos de Telecinco, porque yo, desde luego, me veo de todo menos guapa. Y no estoy escribiendo mis pensamientos, que va, estoy reproduciendo las mismísimas palabras de Pilar Rubio porque efectivamente no le gusta nada como le toca salir vestida a plató cada vez que tiene que ver como Belén Esteban intenta mantener el equilibrio y no se la pega con alguna columna en 'Mira quién baila' (Más que Baile es su nombre en verdad, pero creo que nadie lo llama así).
A Pilar le encanta la moda y actualmente es uno de los personajes más admirados por su estilo personal entre el famoséo nacional y además tiene cuerpo para lucirlo, no nos engañemos. Pero si hay algo que tiene claro Pilar Rubio, es su estilo. Sabe que en la televisión una no puede ponerse lo que le salga en gana y aparecer un día en minifalda y tacones y al siguiente con un jersey de cuello de cisne al plató porque le ha salido de la punta de la nariz. No, y ella lo sabe.
Pero todo tiene un límite.
De casta le viene al galgo y estando saliendo con uno de los integrantes del grupo Hamlet, no se podía esperar otra cosa que su afición hacia la música y la estética heavy, además de tener entre sus favoritas a muchas firmas alternativas como la de la corsetiere Maya Hansen (adora sus corsés y ha inspirado la colección que la diseñadora madrileña presentó en la última edición de El Ego de Cibeles y que Pilar amadrinó) o los modelos atrevidos de María Escoté, Sendra o Iron Fist.
Y como podéis imaginar, no hay nada más alejado de todo eso que los modelitos que la plantan en cada gala. Y quienes conocen a Pilar aseguran que los diseños que luce la noche de los martes no le hacen ninguna gracia y solo están consiguiendo que Pilar se plantee si haber aceptado el papel ha sido la opción correcta. Algunos incluso se atreven a asegurar que la cadena lo que pretende es recuperar en cierto modo la esencia de las famosas 'Mama Chicho' de sus comienzos. Y Pilar Rubio se ha convertido en la muñeca pepona en la que ver si el experimento triunfa o por el contrario se lo comen las críticas con patatas.
Foto | Infraser
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