La moda no ha llamado discretamente a la puerta de Robert Pattinson, no. La moda ha cogido un ariete que ya querrían los orcos de Tolkien en el abismo de Helm y ha echado abajo la puerta del vampiro brilli-brilli para convertirlo en su nuevo it-boy. Cierto que siempre ha habido cierto coqueteo, pero de un tiempo a esta parte, parece que la cosa está más cerca del matrimonio que de la noche loca de pasión.
Tela con la portada que se ha marcado para el Vogue masculino. Telita, poproseros. No me digáis que tanto pincho y tanta tachuela mola, porque a mí me parece un poco demasiado. El pelo me encanta, siempre me ha traído loca el pelo de este chico, y el look despeinado le sienta que es una delicia.
Ahora bien, si os parece exagerada la portada, no os imagináis cómo le han puesto en el reportaje interior. Robert parece sacado de una versión actualizada de Mad Max con una gabardina de cuero que no me gusta nada cómo le queda. Sale guapo porque guapo es el chaval, y yo tengo un fetiche por los chicos con los ojos pintados, pero el estilismo me parece una patata.
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