Poproseros este es uno de esos momentos en los que no sé si tirarme al tren o al maquinista, cortarme las venas o dejármelas largas porque no entiendo nada. Sé que los entresijos y designios del corazón son inescrutables pero es que esto es ya el sumun de la rareza, algo tan inexplicable que ni Iker Jiménez se atrevería a dedicarle un programa. Y es que la nueva pareja formada por Emmy Rossum y Adam Duritz me ha dejado perpleja.
Sí, ahí la tenemos a ella que es como una auténtica muñeca de porcelana, con esa belleza intemporal, suave, delicada, sofisticada, siempre tan elegante… Y ahí le tenemos a él, con sus rastas, su perilla espesa, sus gafas a lo John Lennon, ¡esa pajarita!
Para los que no estéis muy puestos, os diré que Adam es el cantante del gran grupo Counting Crows, que vale que nos ha dejado grandes temas como “Mr. Jones” (me encanta esta canción), pero para verle con Emmy creo que no estoy preparada.
A todo esto hay que añadir los 23 años de la nena a los 45 del nene, lo que hace que las diferencias se agranden más si cabe, ¿pero qué pueden tener en común además de pertenecer a la raza humana? A mi no me pegan ni con cola, pegamento de contacto o cemento armado, eso lo tengo clarísimo.
Sin embargo, también os diré que el currículum de la actriz es un poco escalofriante a la par que curioso. Y es que a pesar de su corta edad y de ser una celebritie se acaba de descubrir que Emmy Rossum estaba secretamente casada con Justin Siegel (guapón también donde los haya). Ojito. ¿Y cómo lo sabemos si es secreto? Pues porque Justin ha presentado la demanda de divorcio en agosto debido a “diferencias irreconciliables” (cómo me gusta ese eufemismo, me parto), tras dos años de matrimonio. Las diferencias me da que es algo en lo que tiene que ver Adam Duritz precisamente porque si se presentó en agosto la demanda y a principios de septiembre ya se les veía juntos por las calles de Nueva York, sumamos dos más dos y me llevo una, puede que las cuentas hasta nos salgan.
Sea como fuere, la verdad es que no se puede decir que la chica sea una superficial para elegir a los hombres de su vida, porque vaya dos bellezas ocultas se ha echado. A Emmy lo que le importa en este momento es que el cantante la trata bien, es muy amable, inteligente, creativo y atento con ella, y parece que es suficiente por el momento.
Sin duda se han ganado estar entre las las que llamaremos Parejas Inexplicables de Poprosa, de la que habrá más entregas, os lo aseguro.
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