De verdad que el glamour de las revistas hoy por hoy se ha convertido en una ilusión. Ese caché que tenían algunas se ha perdido totalmente desde que aceptan en sus portadas a cualquier famosos. Claros ejemplos son los de Justin Bieber en Vanity Fair, y ahora, clarísimamente, el de Paris Hilton en Vogue.
Y es que, qué queréis que os diga pero una de las biblias de la moda como es esta publicación que cuente, ni más ni menos, que con Paris Hilton a lo Terry Richardson, ese friki-fotógrafo de las estrellas que precisamente ha sido el encargado del reportaje, como que no me convence ni lo más mínimo. Y si a ello le unimos esa pose con la boca abierta, con esa pinta de lujuriosa (por ser fina y no decir una burrada), como que no, no y, rematadamente, no.
Desde luego, ya cualquiera puede ser icono de la moda y salir en las revistas, dentro de poco veremos a Belén Esteban saltar del Lecturas a la portada de Harper’s Bazaar hablándonos de su colección de zapatos, día en el que puedo prometer y prometo, que cierro el portátil y no escribiré nunca más…
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