¿Qué os creías, que Lindsay Lohan había desaparecido de la faz de la tierra? No, señores, no. Desde que lo dejó con Samantha Ronson sí que es cierto que se oye menos de ella y aquí en Poprosa le damos menos cancha pero, tranquilos que sigue haciendo de las suyas como solo ella sabe. La última, hilarante por cierto, fue una situación que empezó con una visita de Lindsay Lohan a un bar a por hielos y que acabó viendo las cámaras de seguridad con un policía delante por, presuntamente, suplantación de identidad. No quiero pensar que hubiera pasado si en vez de hielos hubiese sido una barra de pan o la cena de ese día.
Al parecer, Linday se acercó a eso de las 7 de la tarde (hora local) a un restaurante pakistaní porque se había quedado sin hielos y pensó que igual podrían darle allí unos cuantos, ya sea porque no le apetecía ir a comprarlos, o solo necesitaba tres y no iba a comprarse una bolsa entera. Hasta aquí todo normal y dentro de lo razonable. Como imaginaréis, le dieron los hielos muy gustosamente.
Miento, no se los dieron, se los cobraron, porque la supuesta taza de hielos le costó 0.50 dólares aunque ella le dejó al empleado 5 dólares y se marchó. A eso que se mete en el coche cuando se percata de que además de haberle dejado los 5 dólares, por equivocación le dejó su teléfono móvil. Así que decidió regresar a por él.
Ella al llegar, le pidió el móvil que estaba encima de la mesa porque era suyo pero, el empleado no se fiaba, así que le dijo que de que manera podía demostrarlo. Lindsay pensó: hummmm… si yo me sé el número de mi móvil, me llamo desde una cabina y así el buen hombre ve que soy yo la propietaria del teléfono. Y así hizo. ¿El problema? Pues que por alguna extraña razón, el teléfono no sonaba. Y Lindsay empezó a ponerse nerviosa.
El empleado, sin inmutarse le dijo que él no podía darle el móvil porque no sabía si realmente era suyo y que, además, si después de haberle llamado, el teléfono no sonaba, todo eso le olía muy mal. Así que dijo que él no se apeaba del burro, y que, o en la cinta de la cámara de seguridad se veía como ella se olvidaba el móvil, o no se lo devolvía. Podéis imaginaros: Lindsay con un mosqueo de la leche, el dependiente pensando que le estaban gastando una broma con una cámara oculta y, a todo esto, los hielos ya estaban totalmente derretidos.
Así que, para no demorar más la espera, como todo había sido un poco raro, llamaron a la policía a que viniera a arreglar el asunto. Vosotros imaginad la cara del agente al contarle toda la historia… al final, se demostró gracias a las cintas que el móvil era de Lindsay Lohan, imagino que el jefe del empleado estará orgullosísimo de él por permanecer impasible, y no sé a que querría echar Lindsay los hielos pero al final tocó tomárselo caliente. Esto solo le pasa a ello, desde luego…
Vía | Hollywoodosis
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