Porque da una grimilla verte así por la calle que ni te cuento. Britney Spears cada día me demuestra, y con creces, que no le importa absolutamente nada el que dirán, cuando sale a la calle. Porque igual se la trae al pairo salir sin bragas y que las cámaras de los paparazzi se den cuenta, que ir a recoger a los peques a la calle con el pelo, no solo como lo tiene, sino además con las extensiones colocadas tal cual le dio a entender, que más que parecer eso un pelo, parece una fregona recién escurrida.
Y claro, luego la rubia se nos queja de que los periodistas y, en general, las revistas de farándula se la tenemos jurada. Hombre, yo creo que no tengo ningún problema en reconocer que pese a los destrozos que se ha hecho (en su vida y en el pelo) le guardo cierta simpatía y le tengo algo de estima, pero comprendo que a poco que haya por ahí alguno que la tenga atravesada entre ceja y ceja, Britney le brinda motivos suficientes como para sacar todas las semanas una columna en el periódico poniéndole verde.
Porque desde luego que aprecio por su físico solo lo tiene encima del escenario, porque lo que es en su vida cotidiana, se arregla más bien poco. Y sí, muchos pensaréis: ¡Olé por ella! Una mujer trasgresora, que no le importan el que dirán, que no se fija en unos cánones de belleza, que no se deja guiar por los estereotipos… bla, bla bla. Cuando tengáis que vivir de vuestra imagen (porque Britney vive de su voz pero también mucho de su imagen) os preguntaréis a vosotros mismos si os da igual salir a la calle en zapatillas de andar por casa o no.
Un mínimo de cuidado personal, hombre ya. Y es que lo de Britney no ha sido ni una, ni dos, ni tres. Y seguro que no va a ser la última, que os apostáis.
Vía | Hit del Momento
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