Pues ya es un hecho, ya podemos decir que se acabó del todo el tormentoso proceso, porque Amy Winehouse y Blake Fielder-Civil ya han firmado el divorcio. La cantante es soltera de nuevo y ya puede prepararla en cualquier momento (bueno, ni que el matrimonio la frenase... qué cosas).
Después de dos años de matrimonio, la cárcel, el autoexilio, las drogas, la rehabilitación, las recaídas y toda la parafernalia, la pareja pone punto y final a su relación a través de uno de esos divorcios rápidos que el juez les concedió que se hará plenamente efectivo en seis meses y un día después de la firma de hoy. Eso sí, esperemos que es ese periodo no les de por volver a juntarse porque la liamos parda.
Wino se separa del amor de su vida, según ella misma, y tendrá que sacar el tipex para borrarse el tatuaje que lleva en el pecho con su nombre (digo yo). Y es que a los 25 años quién no tiene una vida tan completa, es de lo más habitual, ¿verdad? (léase en tono irónico)
En poprosa | Amy Winehouse vuelve a casa entre lágrimas Vía | People
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