Parece mentira que a estas alturas del cuento no nos hayamos dado cuenta todavía que en este mundo hay dos tipos de personas, los estrellados y los que nacen con una estrella pegada al culo (llamadlo trasero si preferís). Y desde luego nacer en el seno de la familia de Beyoncé es cuanto menos un golpe de suerte a mayores ¿En qué se traduce esto? Pues en que tu padre te dedique una canción nada más nacer, por ejemplo, o que tu madre en vez de comprarte los patucos en Kiddy’s Class te los compre el Louboutin. Ahí radica la diferencia.
Como lo oís, Beyoncé quiere que Christian Louboutin diseñe unos zapatos para su hija Blue Ivy, de pocos meses. El asunto no es para echarse las manos a la cabeza si consideramos el hecho de que hace unos días la vimos paseando a la nena en una mochila portabebés e iba con unas zapatillas doradas de Marc Jacobs. Vamos, que teniendo en cuenta que la madre no tiene predilección por los zapatos ni ná, que encima está hasta las orejas de dinero y que tiene trato personal con el maestro zapatero… creo que nos acaba de nacer una nueva Suri Cruise nos pese lo que nos pese.
Porque la niña va a estar consentida hasta el día en que abandone la casa de sus santos padres. De hecho, como será que el día de su nacimiento recibió tantos regalos que los padres no tuvieron otra que donarlos a una fundación benéfica o le ponían a la nena su propia casa donde meter todos los regalos y dejando algunas habitaciones libres para los que quedan por venir. Algunos muriéndose de hambre y otros gastándose los cuartos en Louboutin… que injusticia.
Vía | Cuore
Foto | Hello Blue Ivy Carter
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