Mucho seguro pensaréis que Miranda Kerr, con lo madre que es y lo que le gustaba a ella tener una familia de la que poder presumir en Instagram, con eso de que ahora ya no está con Orlando Bloom lo tiene que estar pasando fatal y llorando por las esquinas cual alma en pena. Pues no, para nada, estáis muy equivocados, que la nena cuando toma una decisión tiene muy claro sus consecuencias y las asume antes de que le sobrepasen.
De hecho es algo que todas las revistas que se rifan para entrevistarla a día de hoy le preguntan nada más verla, que si lo está llevando bien. Y Miranda Kerr intenta dar una respuesta corta que suene segura y en vez de eso nos suelta discursos como este:
Si estoy teniendo un momento difícil, salto de alegría. Literalmente. Después de un minuto, me siento mejor, y después de unos minutos, estoy muy feliz. Todo lo demás se va. Sale de mi cabeza y de mi cuerpo, y me hace sentir presente. Todo el mundo tiene desafíos. Pero si conoces tus fortalezas y las amplias, vas a irradiar. La felicidad es una elección que hacemos. Puedes despertar y decir: "Oh, no puedo creer que haga tanto frío ", o puedes decir," Oh, wow, es una gran oportunidad para probar mi nuevo suéter." Nadie puede ser constantemente positivo pero ¿por qué no hacer la elección que te hace sentir mejor en lugar de la que te arrastra hacia abajo?
Parece sacado de un libro de autoayuda pero no señores, sale directamente de la boca de Miranda Kerr, una Miranda que no le tiene miedo al futuro y que está convencida que ahora es lo mejor que tiene por delante. Con filosofías como esta la verdad es que a uno le dan ganas de estar saltando todo el día.
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