Está claro que la primavera la sangre altera. Porque no es ni medio normal la cantidad de embarazos, bodas repentinas, desamores, cuernos y rupturas que estamos teniendo en tan poco tiempo. Llega el buen tiempo y con él las hormonas se nos ponen a pegar brincos de un lado a otro del jardín. Y claro, Miley Cyrus otra cosa no pero hormonas tengo entendido que gasta unas cuantas así que cuando hemos escuchado por ahí que igual la nena se decide a dar el "sí, quiero", tampoco es que nos hayamos llevado las manos a la cabeza.
¿Las razones? Pues primero que, después de trabajar como uno lleva trabajando aquí tanto tiempo, resulta difícil asustarse por algo como esto. La verdad es que estamos curados de espantos y ya no hay nada que nos tire de espaldas. Segundo porque si yo tuviera a Liam Hemsworth durmiendo al lado de mi cama, también me plantearía muy seriamente no enfundarme un vestido de boda y montarme mi propio cuento de hadas con este maromo.
Y tercero, porque hace unos días Miley Cyrus aparecía sobre la alfombra roja con una gran sonrisa en la cara y un anillo de diamantes más grande todavía en el dedo anular de la mano izquierda. El anillaco en cuestión ha sido valorado en 37.000€ y la verdad que yo no lo veo como uno de esos caprichos que a una le regala el novio cuando viene de trabajar y le da un beso en la mejilla mientras come. Pero oye, quien sabe, que estos famosos a veces tienen unas costumbres que nosotros el resto de mortales apenas alcanzamos a vislumbrar.
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