Anda que tiene tela… que vamos a ver, que tampoco es que me extrañase lo más mínimo, para qué nos vamos a engañar, que aquí todos sabemos que el más tonto hace aviones y el que no llora no mama. Además ya sabéis lo que dicen, todo por la fama y eso a Lindsay Lohan se le da muy bien, sobre todo, cuando sabes que tu fama ya no es que haya caído a los infiernos, es que ya hasta por aquellos lares te la han rechazado…
El caso es que los últimos rumores sobre LiLo apuntan a que se ha liado con Terry Richardson, sí el fotógrafo ese friki con pinta de pervertido que saca a las modelos en pelotas en el noventa por ciento de sus fotos.
Pues sí, lo que oís, se dice se comenta, se rumorea que después de una de sus se sesiones de fotos en el mítico Chateau Marmont que es como la segunda cara del fotógrafo, la cosa pasó a mayores y saltaron chispas, fuegos artificiales y hasta un cuatro de julio particular. Pim, pam, pum, tracatrá…
Ahora la actriz (si es que se la puede llamar así todavía) ha comenzado su acoso particular, no para, que si llamaditas, que si mensajes, que si tal que si cual y la cosa se complica mucho, porque además se mueven en los mismos círculos y el jaleo que se puede montar también puede ser muy grande, Terry tiene novia, se ve que es por el interés te quiero Andrés, ese tipo de cosas obvias, vamos.
Bien es cierto que desde hace una temporada para acá Lindsay Lohan como que es muy habitual en el blog de Richardson (con lo cual en su vida también) y la hemos visto en varias actitudes, lo que me ha hecho sospechar a mí también, demasiado interés…
En el fondo la táctica es buena (y así ha sido reconocida por todo el mundo) porque aunque haya que echarle bastante estómago, Terry Richardson tiene muchísma influencia en el mundo del show business, mueve portadas y portadas y las revistas se pegan porque saque el objetivo, se ponga las gafas y su mítica camisa de cuadros y se ponga a disparar fotos. Por ello, en el fondo es un gran partido y alguien que puede abrir muchas puertas que ahora mismo Lindsay tiene más que cerradas. Vamos, que la nena sabe jugar bien sus cartas y a quién arrimarse…, y parecía tonta cuando la cambiamos por una botella de lejía, como diría mi madre.
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Foto | Terry Diary
Vía | Daily Mail
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