Ay madre, ay madre... si es que son cosas como estas las que hacen que una crea en dioses, nórdicos a ser posible, porque Chris Hemsworth es eso, el dios del Trueno y muchas más cosas, que no es cuestión de tratarlo como un trozo de carne con ojos (muy bonitos) que no lo es el muchacho, no, es mucho más, que lo sabe vuestra Viola.
Ahí lo tenemos, en portada como nos gusta que esté, guapérrimo, mesándose los cabellos rubios naturales, porque todo él es así de natural, producto australiano de primera mano, con esas pupilas azules que se clavan en mí a lo poesía de Becker, porque repito, Chris Hemsworth está con Elsa Pataky porque no llegó hasta Galicia, sino otro gallo nos cantaría.
En la entrevista le preguntaron por su bebé, ese que a veces provoca dudas de género, y es igual de discreto que siempre, no habla apenas de su vida privada. Lo que sí sabemos es que su madre, esa santa mujer que debería tener una condecoración por traer niños tan lustrosos al mundo, condideraba que de todos sus hijos él era la chica, por ser el que mejor escuchaba y podía hablar de todo. Si encima es un chico sensible y adorable y que sabe escuchar. Elsa, no lo sueltes nunca.
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