Después de ver la pedazo de 'kelly' (que así la llamará un malote como él) en la que vive Bon Jovi, cualquiera querría ser el/la Lady Gaga de esta estrella del rock, a lo 'Ha nacido una estrella' para cantar junto a él en ese pedazo de porche o en ese monstruoso salón mientras tomas uno de los ocho mil vinos que hay para elegir en la bodega de esta mansión de 36 millones.
Ahora, estaremos todos 'Livin on a prayer' (viviendo en una oración) para tener, aunque sea, una cuarta parte de esta súper mansión, que ni la del coletas. Ya quisiera Pablo Iglesias tener siete dormitorios, uno para cada enanito de Blancanieves o cada día de la semana. Así es imposible caer en la rutina...
Además, esta villa, a la que me imagino que habrá puesto nombre con azulejos verdes como se hace en los pueblos, cuenta con una extensión de casi 1000 metros cuadrados que le permiten tener pijadas como una piscina, un gimnasio, varios ascensores o un garaje con aire acondicionado, imprescindible para el microsegundo que tardas en subir y bajar del 'Bugatti'.
Por si fuera poco, la casa está situada al ladito de la playa. De hecho, la puerta trasera da directamente a la 'beach' de Miami. Una pena que la ciudad de Florida no tenga el ambiente de Benidorm, que es donde realmente triunfaría Bon Jovi con su melenita blanca a lo José Mercé. Allí hay muchas señoras malotas que bailan 'Los pajaritos' elevando lo máximo posible el brazo y haciendo los cuernos rockeros con los dedos, ideales para una noche loca de macarra.
Vía | Semana