Beyoncé estaba radiante y con más laca que Pitita Ridruejo y Carmen Lomana juntas. Y así, con cuarto y mitad de spray y medio kilo (o más) de extensiones), ataviada con un modelito, imagino yo, de ésos que le hace su madre con las telas de las cortinas y, como siempre, con una capa de pintura de flipar, se desgañitó viva cantando el himno nacional.
Y esto en los Estados Unidos no es pecata minuta, menos si se trata de un discurso oficial del reelegido Barack Obama al que, of course, B ha apoyado en su larga y tediosa campaña electoral. Porque, como sabéis, la de los movimientos imposibles y el arte de contonearse como pocas, es de las que arrima el codo cuando la causa lo merece. Cómo se me nota que se soy pro Obama, ¿verdad?…
El caso es que, la chica estaba mona, pues sí, no lo negaré. Pero que estaba muy chonarra (superlativo de choni), pues también. Ahora, eso no quita, las cosas como son, que la tía cuando se pone a dar el do de pecho, lo da y muy bien dado. Y más teniendo en cuenta en un acto así, que para esto no llaman a cualquiera, no os vayáis a pensar, estas cosas sólo están relegadas a las más grandes y, como ha demostrado, ella lo es. ¡Bravo maja!
Vía y vídeo | The New York Times
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