Como dirían los gnomos de jardín de un famoso anuncio de televisión "¡Qué peste, qué peste!". Amber Heard tenía un marrón importante, y nunca mejor dicho, al tener que dar explicación a una serie de excrementos que Johnny Depp encontró en su cama. Y no, no creemos que sea porque la exmujer del actor le estuviera deseando suerte -de una forma muy literal, "¡mucha mierda!"- al intérprete en su último trabajo actoral.
El juicio que tiene a todo el mundo dando la espalda a series de abogados como 'Bones', 'Cómo defender a un asesino' o 'Suits' por ser demasiado realistas continúa creando expectación después de casi un mes de litigio. Una batalla legal que comenzaba a mediados de 2019 con la demanda de Johnny Depp a su exmujer por "difamación" tras acusarlo de haber sido su agresor de violencia doméstico en 'The Washington Post' y por el que están saliendo todas las vergüenzas de la pareja a la luz en los tribunales del condado de Fairfax (Virginia, Estados Unidos).
En estos episodios en los que las drogas, el alcohol y la violencia son los protagonistas indiscutibles, las heces han hecho un cameo sin igual en esta sucesión de acontecimientos vergonzantes y dramáticos que se están cargando la imagen de las dos estrellas de Hollywood. Amber Heard fue acusada por la defensa de Depp de haber, literalmente, cagado entera la cama del actor como si un pañal gigante se tratara apenas unos días después de hacer efectiva su separación.
La versión de Depp y Heard sobre el popó encima del nórdico
Amber Heard vs Johnny Depp - GTRES
Amber ha tirado del viejo truco que usamos todos con los deberes en el colegio: echarle la culpa al perro. Entre lágrimas, ha asegurado que su pequeño Boo tan solo era un cachorro y, al igual que sus dueños, el consumo de marihuana montana se le fue de las patitas. Desde entonces, el perrito arrastra problemas de incontinencia de cagadas (como la de Pipi Estrada cada vez que pisa un plató de televisión, pero en su caso de forma literal).
Johnny ha defendido que era imposible que un tamaño de ese tamaño hubiera soltado eso por su diminuto ano. Es más, de ser así, más que "defecar" ese perro habría parido un ser. Los restos eran humanos según defiende Depp y destaca que en aquel momento lo vivió “tan fuera de todo, tan bizarro y grotesco, que solo pude reírme”.
La versión del capitán Jack Sparrow ha sido secundada por su chófer, que se ve que suelen ser unas personas muy leales (que se lo digan a María Teresa Campos). Según el conductor de la Perla Negra (que es como debe llamarse el coche de Depp), a Amber Heard la bromita se le fue un poco de las manos (de vientre, en mi opinión) ya que el horno no estaba para bollos en pleno divorcio, y menos para bollos de chocolate...