Ayer tuvimos de visita por las tierras patrias a la dulce Gwyneth Paltrow, norteamericana de Talavera de la Reina, que venía de promoción de una colonia de esas de oler a fresquito y a limpito, y mira, como siempre, de lo más mona y simpática esta chica. No decepciona nunca, da gusto verla con la sonrisa puesta y cada vez tiene una mirada más dulce.
Sí, lo reconozco, no puedo ser imparcial porque la tengo de foto de avatar, y ella es la Julieta que enamoró a mi Master Shakespeare, pero es que viene, y habla castellano con todas las ces y las eses y sin sonar a telenovela y me gana claro, y se planta un traje de la marca que promociona, toda en cueros y está estupenda. Parece ser que algún problemilla hubo con el armario de tres puertas que controlaba a la prensa, pero eso no es cosa de Gwyneth, no seáis malos, es que la ven frágil y se pasan.
Por la tarde, como no tenía nada mejor que hacer se dió una vuelta por ‘El Hormiguero’, ese programa que presenta Pablo Motos con las hormigas que son las únicas que son más bajitas que él, y una vez más, pues un encanto. Escucharla leer ese cuento de hadas en el que convirtieron su vida, dulce, pausada y lanzarse a los brazos del Hombre de Negro a darle un beso y un abrazo, que casi lo pone de color arcoiris… Gwyneth, ¡qué maja que eres chica! No quiero oír comentarios de sosería, no, ella es dulce y etérea y punto.
Foto | GTres
Vídeo | cubensisproject
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