Betty o Beba. Estos eran los nombres con los que cariñosamente llamaban Tamara Falcó, Julio Iglesias Jr. o Enrique Iglesias a la yaya. Para la gente con la que no compartía sangre era Beatriz Arrastia, más conocida como 'la madre de Isabel Preysler'.
Ayer domingo, 22 de agosto, Arrastia fallecía a los 98 años en casa de su hija, en Madrid. Así lo anunciaba en primicia el periódico 'ABC' que, asegura, en su despedida estuvo acompañada de su familia.
Y es que desde el año 1992 la mujer vivía en Madrid, en la casa de su hija en la urbanización Puerta de Hierro. Decidió mudarse desde Manila (Filipinas), su ciudad de nacimiento, cuando en ese año falleció su marido, que en sus tiempos mozos trabajó como delegado del Banco Español de Crédito.
A pesar de haber estado compartiendo techo durante tantos años con su hija —y con Mario Vargas Llosa, el otro habitante de Villa Meona—, sus apariciones públicas han sido muy escasas y ha preferido vivir en la sombra de su hija y sus nietos.
De hecho, las apariciones de Beatriz en televisión pueden contarse con un único dedo. Porque sí, ha aparecido por un plató una única vez en su vida. Fue en Telecinco, en ese programa llamado 'Volverte a ver', presentado por Carlos Sobera, y que tiene más melodrama que una telenovela turca.
Para recordarlo debemos viajar hasta el 2019, cuando sus dos nietos, Tamara y Julito, quisieron llevarla para poder decirle cosas bonitas, de las que se dicen un domingo por la tarde estando de sobremesa, pero delante de toda España.
"Es una abuela muy especial", afirmó entonces Julito. "Siempre que vengo a España, una de las razones por las que lo paso mejor es por estar con ella en mi casa. Desayuno con ella, almuerzo con ella, le pido consejos. Es maravillosa, una gran persona, con un corazón gigante. Te ríes mucho con ella".
Y la abuela tampoco fue parca en halagos. Y ella, cómo no, respondió con palabras igual de bonitas sobre sus nietos: "Son maravillosos. No tengo palabras para expresar el cariño que les tengo. Ese cariño que es tan importante en la vida. Me sale del alma. Me conocen bien, saben lo que quiero", confesó.
También palabras bonitas para su hija, Isabel Preysler, sobre la que aseguró que "es maravillosa, vale su peso en oro".