El primer vis a vis de Sebastián Yatra con el mundillo de la interpretación ha costado más que invitar a barra libre a los concursantes de 'La Isla de las Tentaciones' para que den contenido cuernoso. Esta parida mamarracha de Manolo Caro para Netflix llamada 'Érase una vez... pero ya no' se ha consolidado como una de las series más caras de la historia de Netflix. ¡Y ojo, que no es nada sencillo! Que la productora audiovisual ha tenido que asumir todos los caprichitos de Georgina durante el rodaje de su docu-serie e, incluso, ha asumido superproducciones de la talla de la serie de la vida de Luis Miguel... (#ModoIroníaON).
Este "anticuento de hadas", como lo define su creador (el mismo de 'La Casa de las Flores', la novela mexicana homenaje al búnker donde residía Antonio David con Olga y Rocío), se ha estrenado hoy, 11 de marzo, creando un gran furor por su rompedora apuesta en la narrativa y la trama. Quien dice trama dice por las numerosas escenas de Sebastián Yatra en pelota picada. Los fans ya deben tener una carpeta en sus teléfonos móviles llamada 'Yatr-ecomo' llena de los pantallazos para ponerlas en un altar y rezarle cada noche.
El elenco de esta serie es de excepción, a la altura solo de los photocalls de las fiestas farrulleras que celebran las influencers por sus cumpleaños como si fueran a casarse. El reparto encabezado por el guapérrimo cantante colombiano con cierto fetiche por los 'Tacones rojos' y la mítica Rossy de Palma lo completan Itziar Castro ('Vis a vis'), Nia Correira ('OT 2020'), Mónica Maranillo ('La Voz Kids'), Asier Etxeandia ('Sky Rojo') y Mariola Fuentes ('Los Abrazos Rotos'), entre muchos otros animalillos cantarines, brujas malignas y unicornios, lo típico en este tipo de ficciones.
Es por eso que no extraña la elevada cifra que, según 'Bluper', Netflix ha pagado por esta serie de apenas 6 capítulos de 30 minutos de duración: unos 1,8 millones de euros. Una estratosférica cantidad que no solo sitúan a 'Érase una vez... pero ya no' como una de las series más caras de la distribuidora en España, sino que la coloca directamente en el ranking del despilfarro más heavy a nivel mundial.