A pesar de pasarse medio concurso en taparrabos, Albert Barranco también destacó en Supervivientes por ser amigo de la nietísima Rocío Flores. Afirmar que este ex tronista será recordado, es mucho decir, pero, de momento, sí que hay alguien que no le ha quitado el ojo a sus movimientos tras su paso por la isla: Manuel Bedmar, el novio de Rocío.
Creía que la ausencia del fútbol favorecería la desescalada de los atentados capilares en los hombres, pero nada más lejos de la realidad. Una vez frenada la histeria colectiva de afeitarse la cabeza durante el confinamiento, ha vuelto el platino para quedarse a las cabezas de los hombres más influyentes del movimiento viceverso, del cual Albert Barranco parece ser la crème de la crème, o al menos eso es lo que ha interpretado Manuel Bedmar, que ha visto en él a su Señor Miyagi del tinte.
Manuel ha aparecido en las redes sociales con la cabeza totalmente platino, cual Volkswagen recién salido del confesionario, replicando el look que ya lucía Barranco, del que espero que solo haya copiado el pelo blanco a lo rompedor de cadenas y no veamos al novio de la hija de Rociíto pasear por las calles de su Málaga natal en tanga tarzanero.
Parece ser que el título nobiliario del corazón que le aporta ser el nietísimo de la Jurado no es suficiente, también quiere liderar el anti estético mundo del pelo blanco, reñido por personalidades como Omar Montes o Jorge Javier Vázquez. No obstante, hay que agradecer que hayan pasado por las peluquerías y no hayan recurrido a la siempre cutre, traicionera y sucia camomila.
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