El caso es echar balones fuera, y nunca mejor dicho. Les encanta a todos repartir culpa entre todos menos los propios culpables. Y lo peor es que esta vez no han sido los propios jugadores de la selección española (faltaría más que se empezaran a linchar unos contra otros recién empezamos el mundial) sino que ha sido el prestigioso periódico ‘The Times’ quien se ha atrevido a dar a conocer las causas por las que España fracaso estrepitosamente en su primer día de debut. Y como siempre, en el futbol la culpa la tienen los balones.
Pero no los balones que para Casillas, o si, según se mire. Porque ‘The Times’ asegura que la culpable de todo esto no es otra que Sara Carbonero. Suprema estupidez y más si viene de las retorcidas y sensacionalistas columnas del periódico. Una de dos: o ya no era lo que era y se deja caer en farándula chismosa y retorcidos chismes, o simplemente que no sabe que a día de hoy hay quién es capaz de separar lo profesional de lo sentimental. Y Casillas es de esos. Primero jugar, después el philosophari .
Que sí, que no podemos negar que la reportera es capaz de dejar sin aire al mismísimo arbitro, pero que ambos dos estén haciendo su trabajo en el mismo sitio y que inevitablemente coincidan en el campo profesional es algo más que asumido por todos nosotros y sobre todo por ellos dos.
Y creo que el rey de los porteros es lo suficientemente listo como para saber poner un muro entre ambos aspectos de su vida. Sabe, pero no da pie a que lo haga porque dudo mucho que la profesionalidad de ambos obligue a semejantes medidas. ¿Conclusión? Que no es sino un artículo sensacionalista que culpa de algo que solo puede achacarse al ámbito deportivo a Sara Carbonero y que espero haya sabido encajar con toda la dignidad y seriedad que se merece: ninguna.
Y a todos los que piensen igual que ‘The Times’ igual deberíamos plantearnos que si acusamos a Sara Carbonero de los goles que le meten, igual podríamos hacer lo mismo con todos los que para, que la inspiración no es selectiva y creo que a Casillas le vendrá por los dos lados.
Vía | Prensa Corazón
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