Rocío Carrasco Mohedano no sólo ha homenajeado a su madre lanzando unas buenas perlas de folclórica sin despeinarse como hacía ella y echándose el mismo tinte color Charmander que usaba la más grande (cambiando el cardado coplero por el empoderamiento del pelo a un lado a lo Jessica Rabbit, eso sí), sino que Rociíto ha tenido presente a Rocío Jurado durante toda la batería de titulares explosivos que van a dinamitar el mundo del corazón.
Aunque la más grande siempre defendió en vida que las cosas de casa se hablan con un buen potaje de garbanzos en la mesa mirándose a la cara, Rocío Carrasco está convencida de que su madre hoy estaría apoyándola sentada en un taburete a su lado durante toda la entrevista en ese estudio de día de orla en el instituto donde se ha grabado 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'. "Niña, abrígate que vas a coger frío", la hubiera interrumpido en alguna ocasión.
El amor de una madre siempre ha estado por encima de todo y Rocío Carrasco lo sabe bien, ya que ella misma ha contado "impío" que ha sido el padre de sus hijos al "arrancárselos de cuajo" de sus brazos, provocando de forma "diabólica" que la odien y haciendo que estuviera a punto de suicidarse tras sentir que tenía a las criaturas que más quiere en este mundo "muertas en vida".
Una desgarradora historia que Rocío defiende que la Jurado hubiera sacado a la luz ya que ella fue una de las primeras personas en calar la mala calaña de Antonio David Flores, por el que la Carrasco decidió dejarlo todo y volar hasta Argentona para iniciar una nueva vida de pareja con tan solo 18 años.
Rocío Jurado la ingresó en un internado después del verano en que Rociíto conoció a AntonioDá en Chipina (del que no sacó Chipioná bueno) para que asentara la cabeza, pero ella sólo pensaba en volar en la alfombra mágica con su Aladdín malacitano, ladrón también (robó 50.000 pesetas de la comisaría de Argentona).
"A él lo pasan de Jerez de la Frontera a Argentona. Yo le prometo a mi madre que iba a sacar las notas, pero que quería ir a verlo. Ella me dijo que de eso nada, que si quería ir me tenía que acompañar mi tío Juan, la mano derecha de mi madre. Ahí decidí que cuando cumpliera los 18 años me iba allí", relataba Rocío Carrasco dando a entender que la Jurado no se fiaba un pelo de Anthony Deivid Flowers, tanto es así que quería enviar a su administrador como centinela de los pelar la pava de su hija con su novio.
El día que la Carrasco llegó a la mayoría de edad, la recién estrenada adulta cogió el primer vuelo que había con destino a su peor pesadilla: "El día que cumplí los 18 años me fui a Barcelona con él. Cometí la fatalidad de dejar a mi madre llorando en el suelo: 'Rocío no te vayas, te vas a arrepentir, va a ser tu perdición'. Es una de las cosas que más me arrepiento en mi vida, de haberla dejado así, en el aeropuerto con las rodillas clavadas en el suelo llorando por mí", admitía entre lágrimas Rocío.
La más grande no fue la única en advertir a su hija de lo tormentoso que sería su futuro al lado del exguardia civil (de hecho, con la canción de "Es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta vanidoso y un enano caprichoso que no tiene corazón", alguna pista ya le estaba dando previamente).
El boxeador (Vikingos, la mejor serie) Pedro Carrasco también le tenía menos cariño a Antonio David que al perro del vecino que le despertaba con ladridos a las cuatro de la mañana: "Mi padre me dijo: 'te va a arruinar la vida y vas a volver con una barriga'. No se equivocaron ninguno de los dos", ha lamentado Rocío de no haberse dejado llevar por la máxima de que los padres nunca se equivocan, sobre todo cuando la frase comienza con un 'como vaya yo y lo encuentre...'
Raquel Mosquera, Pedro Carrasco y Rocío Carrasco