'Sálvame' tiene más horas de programa a sus espaldas de las que se han rellenado en los informativos cada verano con noticias tan trepidantes que se resumirían en "hace calor". Sin embargo, estas últimas semanas, deberían poner en nómina a las Campos por los beneficios que le han reportado al programa y es que estas han ocupado más parte de la parrilla que un cuñao' en la barbacoa familiar, ese que siempre controla el punto de todo.
José Carlos Bernal está hasta el choripán de esta situación. Él siempre se ha mantenido al margen, ha descolgado teléfonos e incluso, cuentan algunos, que se suscribió a 'Amazon Prime' para ver el aburrido documental de Fernando Alonso para evitar la tentación (introducir aquí sintonía de Mónica Naranjo) de pulsar, en en el mando, Telecinco. ¡Wow! Si que debe estar harto de los despellejadores oficiales del reino para llegar a tal punto...
Pero el anonimato del confidente, amigo íntimo, esposo y compañero de cama de la Borrego sufre una crisis que ni Batman cuando salió el tema de la sopa de murciélago en China, supuestamente origen del covid-19. Una tal Soraya, no 'La Poyeya' sino una hija de su expareja, se ha encargado de poner a José Carlos a caer de un burro, como Marta López Álamo, que posa siempre como si se hubiera caído de uno.
Antes de encontrar el camino de rosas que le une a las Campos (su estado conyugal), José Carlos mantuvo una relación de algo más de quince años con una mujer cuya hija fue tratada por parte del unido en santo matrimonio con Carmen Borrego como si fuera su propia descendiente, sin embargo, según relata Sorayita, la madre nunca superó la salida de José Carlos de sus vidas.
El marido de Carmen Borrego luce cual señor que te recibe en su mansión con un mayordomo que te quita y guarda la chaqueta, un whisky del 83 y en batín burdeos con pañuelo de seda. ¡Qué elegancia!
Bernal quiere emprender acciones legales, al Rociíto reshulona style, contra el entorno de la ex despechada y su hija Soraya, que iba a entrar este mismo martes en riguroso directo en el programa con más variedades de fruta que las escenas de Santi Rodríguez en 'Siete Vidas' (él era el mítico frutero, con su bigote y acento de Jaén).
Pero algo le hizo cambiar de opinión: ¿le surgió una cita inesperada de un match de Tinder? ¿se dejó la candela puesta? ¡Not! Resulta que una llamada la frenó, tal y como ha informado 'Jaleos'. Pero... ¿De quién? Me la imagino caminando por la calle y atendiendo la llamada anónima en una cabina de teléfono... ¡Espera! ¿Siguen existiendo?
Fotos | G Tres
