Ayer se encendieron los fogones de la nueva edición de 'La última cena'. Pero no la de la Biblia, qué va. En esta ocasión cambiamos a Jesucristo por Paz Padilla —la presentadora—, y a los doce apóstoles por un puñado de concursantes sacados del mundo del faranduleo, que deberán cocinar para sorprender al resto.
Y ayer, en su estreno, les tocó cocinar a Asraf Beno e Isa Pantoja, un dúo de chefs al nivel del de la película 'Ratatouille'. Pero no nos centremos en ellos, sino en Lucía Dominguín, la hermana de Miguel Bosé. Sí, la que lleva siempre la cabeza adornada como un árbol de Navidad de El Corte Inglés.
Aunque la Dominguín será una de las concursantes, al programa de ayer acudió simplemente como invitada. Y esto de cocinar en televisión no es nada nuevo para ella, porque ya participó en la última edición de 'MasterChef Celebrity'.
Vale, hasta aquí todo iría normal (menos el tema de sus tocados florales). Pero ahora es donde viene lo extraño: ¡no tiene ni gusto ni olfato! Y seguramente te estarás preguntando: ¿tiene esto que ver con el Covid? "No, tiene que ver con el amor", contestaba.
Y es que, efectivamente, la mujer perdió estos dos sentidos hace seis años, cuando el único Cobi que existía era el de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Fue, ni más ni menos, que por culpa de "un desamor".
"Lo que pasa es que me bajaron las defensas y cogí una gripe muy fuerte", continuaba contándole a Paz Padilla. "Estuve cuatro días abandonada en mi desesperación, y ya no recuperé. Aún estoy recuperándolo".
Y, aunque el sabor "a veces" le viene y le va, "lo que más me falla es el olfato", aclaraba. Pues madre mía qué faena... Aunque, eso sí, hay ocasiones en las que la falta de olfato puede no ser tan mala. Viajando en pleno agosto en autobús, por ejemplo.