Que Isabel Pantoja le debe dinero hasta al modisto que le arreglaba los pantalones a Julián Muñoz para que se los pudiera poner por los sobacos, es una realidad tan universalmente conocida como la existencia del COVID o que Sonia Monroy ha sido vetada de todas las ceremonias de los Oscars injustamente.
Sin embargo, la deuda más inhumana que ni siquiera el más adepto del 'Panto Palmar de Cantora' (una secta en sí misma) puede perdonar a Isabel es la que tiene con Loli, una quiosquera octogenaria a la que debe 76.000 euros desde el año 2014. ¡Imaginaos la cantidad de Aspitos, Riskettos, Frigopieses y Calippos tuvo que vender esta pobre mujer para conseguirlos!
Loli Pozo ha recibido en su casa a la periodista Paloma García-Pelayo, la elegancia periodística y la única capaz de llegar al piso de la quiosquera (en un primer piso) cuando aún su cuerpo está en el rellano de la entrada gracias a su elegante kilométrico cuello.
La examiga de Isabel Pantoja está desesperada y ha reclamado justicia esta mañana en 'El Programa de Ana Rosa'.
Esta pobre señora concedió un préstamo de 86.000 euros a su amiga asintomática para evitar que entrara en prisión, de los cuales Loli solo ha podido ver de vuelta 10.000 euros: "No dudé en ningún momento en dejárselos, sabía que era una ayuda muy importante y no podía decirle que no", ha asegurado Loli temblando y evitando verbalizar la palabra 'cárcel' (la casa grande, según ella).
Con la mosca (logo) de 'Top Star: Cuánto vale tu voz' en pantalla, uno de los contratos millonarios que la Pantoja ha firmado con Mediaset (pero no suficiente para comprarse dos coches de alta gama y devolver lo que debe a Loli), la quiosquera no entiende el porqué la cantante la ha traicionado de tal manera, aún siendo conocedora de lo mucho que le hace falta ese dinero por sus problemas de salud.
"Ahorré ese dinero para las necesidades que tengo ahora, sigo llorando porque sé que ella sabe que estoy malita, pero no quiere enterarse [...] Conseguí esos ahorros levantándome a las 8:00 h y llegando a casa a las 22:00 h después de estar todo el día trabajando en el quiosco", le contaba Loli a García-Pelayo compungida por lo yeti de las deudas que es la Panto.
La pantotraición, la mayor deuda que tiene Isabel con Loli
Loli es tal ser de luz que reconoce que su mayor pesar es la traición de Isabel Pantoja como amiga. Todos sabemos lo mucho que duele que te dejen en visto por WhatsApp, ¡pues imaginaos después de haberle prestado semejante cifra! Ni una triste llamada, ni una invitación a un concierto... ¡Nada! Ni siquiera un cupón millonario de la ONCE de esos con los que podría empapelar Cantora, el epicentro del salseo, enterita.
"Ha sido una amistad muy bonita, muy sana, pero a la mujer de ahora no la conozco. Lo que me duele es que después de tantos años no existo sin un porqué ni una llamada. El desengaño más grande y un dolor inmenso, para mí eran como mi familia", ha compartido su pesar con los seguidores de las mañanas de Telecinco, es decir, que Mari Tere Campos no está incluida.
Loli ha recordado varias anécdotas que retratan a Isabel Pantoja como una señora que es igual de rastrera en lo económico y en lo personal: "La madre (doña Ana) estuvo muy mala ingresada, fui al hospital y, cuando entré, fue como si hubiera visto al demonio. Noté cómo se le cambió la cara y no estuvimos ni cinco minutos juntas después de 5 años sin vernos. Cuando murió mi hermana sólo me llamó para dos palabras", contaba rota de dolor.
Por último, nuestra quiosquera de cabecera, una de esas mujeres que llevan toda la vida haciendo inventario de portadas de revistas y de las caries de los niños que se hinchaban a chucherías, ha lanzado un ultimátum a la Pantoja:
"Voy a por todas. No ha querido presentarse en el acto de conciliación, pues quiero mi dinero. Tiene que pagarme lo mío y que se haga justicia", decía demostrando que tiene a su lado a la mejor maestra del arte de sentenciar categóricamente mirando a cámara de forma épica, Paloma García-Pelayo (la mejor periodista del cancaneo de este país).