Parece ser que Noemí Galera debería plantearse incluir en la academia de 'Operación Triunfo' una asignatura tutorial sobre cómo mantener los pies en la tierra en el caso de formar parte del 1% de los concursantes que salen con carrera musical del talent show de TVE. De haber existido en 2017, Lola Índigo se hubiera ido a casa (la primera semana) con la materia para septiembre atendiendo al testimonio que los trabajadores de un hotel de Barcelona han prestado a 'Socialité' este fin de semana.
Los trabajadores del hotel donde se hospedó Lola Índigo se han quedado de pasta de boniato con la actitud de la cantante: “No tiene nada que ver con la cara que vemos de ella, siempre cercana, no sé qué le pasó. Me mató”, han comentado acusando a la de Granada de comportarse como "una niña de la escuela" de las que castigaban sin recreo e iban a casa con notitas apuntadas por el profe en la agenda.
Los empleados del establecimiento se quedaron loquísimos al comprobar que ya queda poco de la humilde Mimi que conocimos en 'OT 2017'. Aseguran que se encontraron con una artista con “actitudes altivas de una diva. Hablaba con mucha soberbia a los camareros y eso no son formas”. Llegaron incluso a decir en el programa de Telecinco que a Lola Índigo "se le ha subido la fama a la cabeza" (y también se le subiría el champán que bebió en la bañera del hotel, a juzgar por las fotos).
El trabajador del hotel ha asegurado que no solo deberían haberle dado la tarjeta de su habitación a Mimi, sino que también deberían haberle sacado la tarjeta roja por falta y expulsión: “Se comportó de una manera muy déspota conmigo, ni siquiera me miraba, estaba todo el rato pendiente del móvil. Le pedí la tarjeta de crédito como garantía como a todos los clientes, pero no quería. Al final lo hizo, pero muy de mala gana. La tiró con desprecio en la mesa”, ha declarado dando a entender que a Lola Bunny le fastidió que no la invitaran por ser la cantante oficial de todos los challenges de TikTok.