Se avecina el día de Reyes y, por tanto, el punto álgido de esa frase que termina con un "son los padres" que tantos traumas infantiles ha podido crear a lo largo de la historia. Una atribución a los padres de los regalitos que ha acuñado Rocío Flores este lunes en 'El Programa de Ana Rosa' al cargas a su madre con la responsabilidad de algo que Rocío Carrasco no puede controlar.
¿El coronavairus? ¿que sigan dando trabajo a los actores de 'Élite' a pesar de sus dotes asintomáticas para la interpretación? ¿el cambio climático? ¿el estrabismo de Leticia Sabater? No, se refiere a la lengua viperina de los colaboradores de 'Sálvame'.
“Lo que me da sorprende y me da más pena es que mi madre permita que sus compañeros de ‘Sálvame’ hablen de mí como hablan, que mi propia madre permita eso. Aunque a la gente se le olvide, es mi madre, me ha parido y la quiero porque es mi madre”, ha comentado la niña de la trenza alternando los ojos llorosos con las caras de asco desde el sofá de terciopelo desde donde hace llamamientos destructivos a Rocío Carrasco los martes y en el que refuerza la idea de "padrazo" de Antonio David Flores los viernes (más o menos, ese es el itinerario de su función como colaboradora).
Si ni siquiera David Valldeperas y el resto de directores del programa de las frutas pueden controlar los patones de Paz Padilla con sus teorías locas sobre el covid (y su variante 'Oritrón', distinta de la de 'Luján', que entra por una puerta y sale por una ventana), los ataques de machirulidad de Rafa Mora ni los arranques de llanto de la chuminera Lydia Lozano, ¿cómo quiere Rocío Flores que se limiten los ataques de 'hate' (como los llamara ella por su condición de influencer) hacia su persona? No creo que una nativa de la democracia esté a favor de la censura, ¿no?
Una petición bastante injusta y tramposa por parte de Rocío Flores teniendo en cuenta que lleva 20 años permitiendo que tanto su padre AntonioDá como su madrastra OlgaMó se hayan embolsado los dinerales protagonizando portadas de revistas, polígrafos, entrevistas y sucedáneos a costa de su madre. Eso por no hablar de la nueva corriente antiRociísta que se ha creado en los programas de la productora para la que trabaja ('El Programa de Ana Rosa', 'Ya es mediodía' y 'Ya son las ocho') donde se pone de vuelta y media a Rocío Carrasco.