Iñigo Onieva se ha armado de valor y, tras su comida dominguera familiar, ha salido por la puerta delantera del restaurante donde le estaba esperando la prensa y ha decidido comparecer por primera vez ante los medios tras haber hecho varios comunicados por escrito, asemejándose algo a la primera aparición pública de Tamara Falcó tras demostrarse su infidelidad.
Iñigo lo ha hecho con su madre y su hermano un paso por detrás y pensando dos veces antes de hablar y, aunque lo agradecemos para evitar palabras como "engagement" en su discurso, ha metido la gamba alguna vez que otra:
"Aprovecho para pedir de nuevo perdón a Tamara, lo haré las veces que haga falta. Es algo que me tiene totalmente destrozado y de lo cual me arrepiento, el haberle hecho daño y haberle fallado", ha comenzado diciendo en su parte más sincera y acertada del discurso ante los compañeros periodistas.
Nuevamente ha escupido para arriba y echado balones fuera señalando a la prensa como los principales causantes del malestar de su familia: "Quiero pedir respeto para mi familia. Para mi madre, mi hermano y mi hermana, a los que estoy profundamente agradecido porque me han mostrado un apoyo incondicional en esta situación tan difícil. Siento mucho que tengan que estar pasando por eso y pagando las consecuencias de todo esto. No se lo merecen, solo queremos vivir nuestra vida con normalidad", ha comenzado diciendo olvidando que quien ha puesto a su familia en esta tesitura ha sido él con sus actos.
"Lo único que quiero es volver a mis compromisos profesionales, estar con mi familia y mis amigos íntimos que, sin el apoyo de ellos, de mi equipo y socios de Lula, no habría podido manejar esta situación tan complicada de una forma llevadera", ha continuado sin olvidar que esta comparecencia es el mejor altavoz para dar publicidad a sus negocios, descartando haber tenido "ganas de fiesta".
Tras desear que "esto acabe lo antes posible", ha señalado a Tamara Falcó y su fama de santita con un mítico: "no somos ni villanos ni héroes, solamemente personas que cometen errores", soltaba a modo de "ni los malos son tan malos y los buenos son tan buenos" antes de pirarse y pedir de nuevo que "haya respeto hacia mi persona, mi trabajo y mi familia".
Material | GTRES