Que Isabel Pantoja le debe dinero hasta al modisto que le arreglaba los pantalones a Julián Muñoz para que se los pudiera poner por los sobacos, es una realidad tan universalmente conocida como la existencia del COVID o que Sonia Monroy ha sido vetada de todas las ceremonias de los Oscars injustamente.
Sin embargo, la deuda más inhumana que ni siquiera el más adepto del 'Panto Palmar de Cantora' (una secta en sí misma) puede perdonar a Isabel es la que tiene con Loli, una quiosquera octogenaria a la que debe 76.000 euros desde el año 2014.
Imaginaos cuántos Aspitos, Riskettos, Petazetas, Frigopieses y Chupa-Chups con chicle dentro podría haber comercializado la pobre anciana con esa cantidad de dinero... ¡Y Loli le prestó 86.000 euros para evitar que su amiga entrara en prisión! Cantidad de la cual tan solo ha visto regresar 10.000 euros!
Según ha contado la gran (sobre todo por la longitud kilométrica de su cuello medido en palmos de elegancia y sobriedad periodística) Paloma García-Pelayo, el pasado 20 de abril la Guardia Civil se personó en Cantora para citar a declarar ante un juez a doña Isabel Pantoja Martín ya que el pasado 16 de marzo no se presentó al acto de conciliación con su examiga Loli, lo que ya se conoce como hacerse 'un Rocío Flores'.
Seguramente, el comisario mayor de la Guardia Civil hizo un casting previo para elegir qué agentes se personaban en 'Cantora, ciudad de vacaciones de la legalidad'. Si a su hija le hizo saltar la valla para entrar en la que ha sido su casa... ¡Imaginaos a los Guardias! A esos les habrá puesto una vaquilla a lo Grand Prix o un foso con cocodrilos ¡mínimo! Solo los que obtuvieran mejor nota en las pruebas físicas podrían superar esta prueba...