Carlos Baute y su hijo José Daniel, de 33 años según su DNI (aunque aparenta 15), han compartido su primera foto en Instagram, con el Día del Padre americano (20 de junio) como excusa, tras 12 años sin verse más allá de una sala judicial. ¿Os suena? Sí señores, estamos ante el final de la versión masculina-light del tira y afloja de las Rocío Carrasco y Flores.
"Celebrando hoy el día del padre, les comparto esta foto que me hace inmensamente feliz. Después de tantos malentendidos por ambas partes, José Daniel y yo tenemos la relación padre e hijo que debió haber sido desde siempre. Te pido perdón por mis errores y de ahora en adelante vamos a recuperar el tiempo perdido. Te quiero hijo", compartía el cantante con sus 575.000 seguidores, luciendo una sonrisa inmensa y agradeciendo también a su pareja Astrid Klisans el apoyo recibido.
Tal y como ha podido confirmar el diario 'El País' por vía del abogado de José Daniel, padre e hijo llevan un año teniendo buena relación, de la de irse a pescar los domingos, enseñar a afeitarse al pipiolo (aunque de momento siga sin hacerle mucha falta) y ver el fútbol cogidos de hombros (bueno, en el caso de Baute, quién sabe si esta afición paterno-filial se sustituye por la de los bailes latinos sabrosones).
“Paralizaron la parte legal en el momento en que llegaron a un pacto. Era absurdo mantener un litigio donde había posibilidades de una reconciliación. Hablamos durante un tiempo y finalmente la demanda se archivó”, explicaba Fernando Osuna, el letrado de José Daniel Arellán y otros hijos de famosos que han reclamado ser reconocidos como hijos de sus padres (Paco Gento, Samuel Eto’, Bigote Arrocet, entre otros).
El motivo de la 'Guerra de los 12 Años' entre padre e hijo
José Daniel Arellán nació hace 33 años fruto de un amor furtivo casi adolescente entre un Carlos Baute de 15 años y una chica de 13, Nallera, que tuvo a su hijo con siendo una cría de tan sólo 14 años en la ciudad de Caracas.
En el 2009, el hijo del cantante vino a España en búsqueda de su padre, logrando ser reconocido por él en el año 2012, pero con una relación que distaba mucho de lo que debe ser la de un padre y un hijo, como si de uno más del clan Matamoros se tratara cuando el chiquillo lo que buscaba más era un modelo a lo 'Goofy e hijo': amor del bueno.
En 2013 fue un juzgado el que tuvo que reconocer a José Daniel como hijo legítimo de Carlos Baute tras las desavenencias con su padre. La relación empezó a tensarse tras las largas del cantante, que tenía el mismo trato con su propio querubín que con el panadero de la esquina.
En 2016, Arellán, a pesar de no necesitar potitos ya por tener "los huevecillos negros", sí que tenía una situación precaria desde que había venido a vivir a Baeza (Jaén) con la que ahora es su ex. Por eso reclamó a su padre una mensualidad de 900 euros en calidad de "pensión de alimentos" durante cinco años, haciendo un total (momento azafata de 'Un, dos, tres') de 54.000 euros a los que Baute se negó. La Justicia le dio la razón al cantante, pero luego el karma lo castigó quedando segundo en 'Tu Cara Me Suena' (ironías del destino, que le costó que le sonara la de su propio hijo).
“A día de hoy siento vergüenza de que seas mi padre. Ruego a mi padre que me ayude, tiene una solvencia económica suficiente como para hacerlo. No pretendo que me mantenga para siempre, pero en estos momentos le necesito. Es un acto humano. Quiero que se dé cuenta de que lo estoy pasando muy mal", declaraba José Daniel sobre su padre cuando apenas podía subsistir con su sueldo como trabajador de una gasolinera, llegando incluso a reintentar la vía judicial reclamándole a Carlos Baute 1.400 euros al mes este pasado 2020.
Ha tenido que llegar una pandemia mundial para que padre e hijo acerquen posturas, tanto que aparecen abrazadísimos en la foto que subió Carlos Baute a su perfil de Instagram. Por fin han firmado la paz y el cantante ha reconocido su error, pidiendo públicamente perdón a su hijo y mostrándose como el principal causante de este mal mayor que podría haberse evitado.
"Es una historia muy bonita que debe servir de ejemplo para muchos otros casos. Él no quiere nada, él lo único que quiere es el cariño de su padre, y si le puede ayudar económicamente como cualquier padre que le ayude, y si no, pues no”, decía el abogado de José Daniel Arellán faltándole escribir el nombre de Rocío Flores y Carrasco tras un arroba (mención en Instagram, Twitter y en todas las redes sociales que se presten a esta fórmula).
Fotos | Instagram y GTRES