Isabel Pantoja se está enfrentando a su coronavirus particular en estos últimos años y su Cantorentena encerrada a cal y canto-ra en su casa no parece haber sido suficiente como medida preventiva para que le haya pillado de lleno con todos los síntomas habidos y por haber. Tras la amenaza de un nuevo virus llamado 'Cantora: la herencia envenenada' con su hijo Kiko Rivera y sus numerosas olas de contagio de declaraciones viperinas en televisión, llega una nueva variante desde Julián (que no de 'Luján', como diría Paz Padilla) en forma de documental.
Según han informado fuentes muy cercanas a la Pantoja, la tonadillera no ha podido tirar de su manido eslogan patrocinado por Vitaldent (el de "dientes, dientes, que es lo que les jode") para combatir el ataque que Julián Muñoz ha preparado contra ella. Ese grito de guerra está caducado, ha perdido su validez, porque Isabel parece no haber encajado demasiado bien las promos de 'No es la hora de la venganza, es la hora de la verdad' que ya está promocionando Telecinco como una de sus grandes bazas para este 2022.
Llevamos tiempo sabiendo que a Cantora llegan a diario 'Glovos' cargados con toneladas de Trankimazines a diario, sin embargo, ha sido esta semana cuando hemos podido saber que Isabel Pantoja sufrió un "ataque de pánico" llegando incluso a "arañarse la cara" e incluso a "arrancarse los pelos" gracias al testimonio de el entorno cercano de la tonadillera que está en continuo contacto directo con colaboradores omnipresentes de Mediaset como Marisa Martín Blázquez o Kiko Matamoros. ¿El motivo? Las promos de la docuserie de Julián Muñoz (y, viendo el aspecto que presenta el entrevistado, no es para menos).
"No paraba de decir que qué más le puede pasar: se acaba de morir mi madre, no tengo a mi hijo, tengo una ruina por todo lo alto y ahora este señor (el Juli) vuelve a salir a remover cosas", concretaba la colaboradora anteriormente citada este fin de semana en 'Viva la vida' corroborando el testimonio de Luis Rollán, que confirmó durante su polígrafo del 'Deluxe' que Isabel está "tocada y jodida", que es lo que se debería decir a partir de ahora en el juego de hundir la flota si es que sigue existiendo.
Isabel Rábago, en cambio, ha dejado caer que el estado de salud de la folclórica es mucho más que "delicado", es "preocupante". Según la exconcursante de 'Secret Story', el diagnóstico médico de la Pantoja va mucho más allá de un "ataque de ansiedad" puntual.
La periodista ha dado a entender que su dolencia debe ser tratada con especialistas y de forma prolongada: “Ha tenido algo lo suficientemente serio y grave como para que no esté ni un minuto sola en Cantora, sin embargo, no coge llamadas y no recibe visitas. Ni siquiera ha permitido que su hija la visite”, ha llegado a decir la Rábago sembrando la duda sobre las conductas depresivas de Isabel.