Amor Romeira es el chivo expiatorio que todo lo ve, el ojete calor cuando hace frío y el ojo clínico cuando no hay habitaciones libres en los hospitales, es toda la esencia cuñaísta encarnada en una mujer. Por eso, quizás, si Jesé Rodríguez le ponía los cuernos a Aurah Ruiz, ella era la única persona posible que podría enterarse (del planeta) de tal cechoría. Y así lo hizo.
Pero su vena y olfato de complejo de periodistilla metemierda del correveidile es mucho más importante que su integridad física (ahora en peligro), porque ella lo da todo por el espectáculo. Ahora, la pobre ex gran hermana, está entre la espada y la pared, su vida pende de un hilo, como la voz de Fernando Simón tras comerse una almendra. ¿Quieres saber cómo lo ha contado? ¡Haz click en el vídeo!