Drew Barrymore se ha convertido en la queen de las comedias romanticonas que nos amenizan los eternos domingos al ser la cabeza de cartel de peliculones pastelosos de la talla de 'Cincuenta primeras citas', 'Duplex', o 'Nunca me han besado". Sin embargo, poca people se percataría de la terrible infancia que esconde su sonrisa.
Son muchas las ocasiones en las que la intérprete ha parloteado abiertamente sobre cómo la adicción al alcohol, la marihuana o la cocaína cambiaron su vida desde sus años más mozos, hasta tal punto que ingresó en una clínica de rehabilitación con tan solo 13 tacos.
Ahora, Barrymore ha vuelto a relatar este trágico episodio en su podcast 'Drew's News' junto a su colegui Rob Lowe. El dramita comenzó a raíz del estreno de 'ET' cuando los papis de Drew le prohibieron el consumo de azúcar para que no aumentara de peso. Sin embargo, en su dieta sí tuvieron cabida las drogas:
"Mi madre no me dejaba comer azúcar. Studio 54 (la famosa discoteca de Nueva York a la que también acudía la actriz de chiquilla), la hierba y el alcohol les parecía bien, pero no me dejaban ni tocar el azúcar. Pero yo lo hacía, me comía el chocolate a escondidas, en el armario”, confiesa la diva.
"Todos los demás hábitos podía hacerlos a la vista, pero el azúcar era algo que solo podía hacer en el armario", desvela Barrymore, haciendo mención a la de años que estuvo sin dirigirle la palabra a su progenitora: "Ha vivido con mucha culpa durante años, porque había creado un monstruo, pero luego me da la sensación de que también ha vivido con mucho dolor porque tampoco le he hablado durante un largo período de tiempo", zanja.