Si ya de por sí una novia suda la gota gorda preparando su gran día, buscando el vestido que lucirá en el sarao y perfeccionando los últimos detalles para que todo salga a las mil maravillas, imagínate ser Tamara Falcó y que tu enlace sea el acontecimiento de la década porque tu prometido te haya sido infiel meses antes de tu primer compromiso (con la posterior cancelación de este) y hayas decidido perdonarle, provocando mayores ansias de bodorrio en el panorama nacional.
Fue ayer jueves cuando la retoña de Isabel Preysler y su fiestero empedernido, Iñigo Onieva, asistieron al desfile de Pedro del Hierro en el primer día de la semana de la moda de Madrid, puesto que algunos de los modelitos que se vieron en la pasarela pertenecían a la televisiva.
Los tortolitos, que se dejaron ver por primerísima vez en un evento tras la reconciliación, intercambiaron miradas cómplices y un tonteo que te veo delante de las cámaras. Sin embargo, hubo un detalle en el rostro de Falcó que no pasó inadvertido para los flashes: sus turgentes pómulos.
Tamara Falcó e Iñigo Onieva - Gtres
Y es que se apreció un leve aumento en el careto de nuestra marquesa favorita. Tal y como cotillean desde 'Informalia', Tamy se ha sometido a unos arreglitos estéticos para lucir divina en su boda:
"Se ha puesto más pómulos, sobre la grasa que ya se había infiltrado mucho antes. Seguramente lo que ahora le han inyectado es ácido hialurónico, o endoret, que es plasma, en las comisuras de la boca, en la nariz, y además bótox", le ha destapado una doctora especialista al medio citado.
Tamara Falcó e Iñigo Onieva - Gtres
Fotos Gtres