Tras haber llorado ríos de rímel en República Dominicana, haber visto escenas de 'HornoTube' (es un decir) en la tablet de las hogueras protagonizadas por el que entoncer era su novio y haber convertido en todo un hit del TikTok el chicken (pollo en inglés) que le montó a Tom Brusse ("un desgraciado de mierda") al llegar a la villa donde él vivía, sin saber donde estaba, guiada por el GPS de los mejores espiritistas (su abuelo fallecido), Melyssa Pinto ha decidido sincerarse con los fans que tanto hemos sufrido con ella sobre sus ITVs faciales en su canal de 'Mtmad', el Youtube de los telecinqueros (a los que les editan los vídeos por ellos) .
"Solamente me he puesto ácido hialurónico en los labios y, además, me he hecho un tratamiento de láser interno para quitarme las marcas del acné. Si eso se quiere considerar cirugía, pues lo siento por la ignorancia... Yo respeto muchísimo hacerse retoques pero sí que es verdad que la idea de entrar en un quirófano me da pavor", ha comenzado diciendo Melyssa con intención de acallar falsos rumores sobre su apariencia física.
Pinto, además, sigue queriendo formar parte del club de 'pivonéxicas al natural' sin grandes operaciones en su rostro, dado que ha confesado que no le gustaría parecer un muñeco de porcelana, una más del clan Matamoros o haber sido atacada por un abejonejo. Algo de lo que no puede presumir Mar Torres (al menos por lo de "natural", ella sería más un yogur con tropezones, de bótox claro), la ex del otro gran castigado por España: Froilán. "Soy fan de la belleza natural, me gusta muchísimo mantener la naturalidad [...] Si algún día me hago algo más en la cara va a ser mínimo, no quiero que se me cambie la expresión de la cara y ser otra persona", garantizaba.
La ex del imposTom ha revelado que, tras su traumático paso por 'La Isla de las Tentaciones', no se ha hecho ningún retoquito estético: "Los labios me los puse antes de empezar mi trono en octubre del 2019. Me hice una hidratación y como me encantó, me pinché un poquito de ácido, 0,4. Y ahora un año después me los he vuelto a pinchar, como no quiero que se me vean exagerados lo hago cada año pero cada seis meses también se puede”, ha añadido comparando el antes y el después de sus labios de fresa y sabor de amor, esos que ya nunca volverá a besar el de Marrakech.
La catalana ha matizado que este proceso de engordar su boquita no consiste en embutir un chorizo, sino más bien de añadir volumen a la forma que ya tenía: "Mis labios siguen manteniendo la misma forma y me los ha dejado un poco más gorditos. A mí me gustan mucho así, estoy muy contenta. Duele un poco, te ponen anestesia en crema. Se puede soportar, no hay problema [...] Si algún día quiero dejar de tener los labios así es tan sencillo como dejar de inyectarme y volverán a la normalidad".