Si hay algo que tenemos que agradecerle a 'Netflix', aparte de regalarnos un sinfín de opciones entre las que pasarnos las horas muertas eligiendo qué ver para después optar por el capítulo repetidísimo de 'La que se avecina', son las mil y una propuestas de shows de telerrealidad que nos brinda. Desde ofrecernos las primeras temporadas de 'Las Kardashian' en sus años de pre-cirugía plástica hasta deleitarnos con una humilde Georgina Rodríguez poniéndose fina a chorizo, salchichón y embutidos varios en 'Soy Georgina'.
La corona de diamantes de este tipo de programas se la lleva 'Selling Sunset', traducido al castellano como 'La milla de oro', porque el gazpacho se nos dará mú bien pero eso de traducir los titulitos de por ahí a nuestra lengua como que no es lo nuestro. En este reality, dos gemelos vigoréxicos (Jason y Brett Oppenheim) capitanean una agencia inmobiliaria dedicada a la venta de los casoplones más carisisisisisimos de Los Angeles.
Eso sí, estos Kiko y Coto Matamoros 2.0 no están solos ya que cuentan con la ayuda de un team de agentes de Tecnocasa deluxe que, entre pinchazo de ácido hialurónico y tarde de shopping en 'Chanel', les ayudan a encasquetar el repertorio de mansiones que albergan en su agenda a los millonarios solventes de la zona.
Estas viceversas pasadas por el bisturí de la Carla Barber de esos lares, saben hacer algo más que ventilarte los millones del banco a cambio de una morada de ensueño y es arañarse las unas con las otras tanto literal como metafóricamente. Los cuchillos voladores de esquina a esquina de la oficia, los soplos a la presa con rumores fake de la compi de turno o los complots para dejar sola e indefensa a la chiquilla en cuestión son algunos de los trapicheos que se marcan estas premio Nobel de la Paz.
Así que ya sabes, si te gusta el drama, los outfits de alta costura y las uñas acrílicas como arma blanca, esta panda te espera con una copita de 'Dom Perignon' en la mano para ponerte de vuelta y media en cuantito le des al play.