Si hay algo que agradecerle a la primera década del 2000, aparte de los outfits horrendos de las celebs donde las hombreras y los cardados estuvieron a la orden del día, es el idilio romántico de Jennifer López y Ben Affleck. Después de que la parejita rompiera en el 2004 y ambos tomaran caminos separados repletitos de affaires, matrimonios y churumbeles varios, se reencontraron hace poco más de un año y nos recordaron que donde hubo fuego, salseo queda ya que empezaron again un tórrido romance que va viento en popa.
Cuentan las malas lenguas que "Bennifer" ha soltado la pasta gansa y se ha comprado un humilde casoplón para vivir juntos pero nada revueltos porque este es telita de grande. Según algunos medios como 'Arquitectura y Diseño', el nuevo hogar deluxe de los tortolitos está ubicado en una de las zonas más exclusivas de Bel-Air, posee 6.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y les ha costado la friolera de 65 millones , vaya, la típica buhardilla comprimida de Lavapiés.
El interior del "pisito de estudiantes" de este dúo de artistas también tiene su miga. Por un lado, la morada alberga 10 dormitorios que les van a venir que ni pintados a la hora de acoger a todos sus retoños y a los padres naturales de los mismos un domingo de barbecue en familia. También dispone de 17 baños que podrían socorrer la incontinencia urinaria de todo el vecindario y cuatro cocinas en las que, si eso, se harán el capuchino de por la mañana.
El resto de habitaciones de este palacio de Versalles made in "Bennifer" lo forman: una sala de cine donde despotricar sobre los filmes del otro, una sala de audiovisuales, un gym para esculpir esos cuerpos creados en el templo del deseo, una bodega, una oficina, un vestidor doble repleto de trapitos de alta costura y un sótano transformado en SUITE de seguridad donde reposan los bíceps de los guardaespaldas de la cantante y el intérprete, en definitiva, que allí ha pillado techo gratis todo el mundo.