Se ha liado parda con el hijo de una de las socialités españolas más auténticas de nuestro país, de esas que ya no solo es que se merezca una figura en el museo de cera, sino que ya ella en sí misma parece una: la clásica Naty Abascal. Una eminencia en el mundo del postureo, mucho antes de que llegaran las influencer. La protoinfluencer, diría yo.
El empresario Luis Medina, hijo de la ex modelo, ha sido cazado por la Fiscalía Anticorrupción junto a su friend Alberto Luceño. ¿El motivo? Un chanchullo épico con el material sanitario durante la pandemia, ¡que lo vendían a precio de productos de Apple! ¿Os imagináis una mascarilla con Siri incorporado?
Ha sido tal el revuelo mediático tras la imputación de la Fiscalía Anticorrupción al hijo de la Abascal y el fallecido duque de Feria que han decidido poner tierra de por medio esta Semana Santa, al menos hasta que tenga que verse cara a cara con la justicia el próximo 25 de abril. Ese es el día que Medina tendrá que declarar ante el juez por los presuntos delitos de estafa, falsedad y blanqueo por los que se le imputa.
El lugar elegido por la familia no ha sido otro que el secreto refugio que tienen en las paradisiacas playas perdidas de la mano de Dios en medio del Algarve, la isla portuguesa Tavira -que te da la 'vira'-. Un espectacular islote de once kilómetros de largo (casi tan larga como la mano de Medina) dentro del parque natural de Ría Formosa.
Allí se encuentran cuatro de las playas nudistas más famosas del mundo. Buena estrategia para no llevar mascarilla, visto lo ocurrido. Además, Tavira parece un lugar perfecto para amortizar el pedazo de yate que Luis Medina se compró presuntamente con dinero público antes de que lo pierda en el caso de que la investigación demuestre que tanto él como Alberto Luceño son culpables de los delitos por los que se les acusa.
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