La familia de Lindsay Lohan está para meterlos a todos en el asilo de ‘American Horror Story’, por lo menos, y a ella la primera. Y es que no hay nada peor que tener un problema y no reconocerlo, y más aún cuando todo el mundo sabe que haces más levantamiento de barra que las de gimnasia rítmica. LiLo tiene bola en el bíceps de la cantidad de copas que se ha apretado en los últimos años, pero ella tiene algo claro: ¿rehabilitación? Eso no es para mí.
Pues mucho me temo, corazón, que sí lo es. Su padre, otra joyita, eso sí, organizó la famosa intervención a la que son tan aficionados los americanos, para tratar de confrontar a su hija y demostrarla que tiene que empezar a pensar en rehabilitarse y dejar esa vida despendolada que lleva y que no le va a hacer ningún bien en último término. Pues ella, ni corta ni perezosa, se salió por la tangente, ¡y hasta llamó a la policía!
Dice que la realidad es que su padre está rebotado con ella porque ya no le habla y que Lindsay no tiene problemas con el alcohol y las drogas. Ya, ahora va a ser la encarnación de sor Juana Inés de la Cruz. Así que mientras esta chica no se enderece, mucho me temo que seguiremos viéndola en esas instantáneas que siempre publican los paparazzi cuando sale de los clubs. Divina de la muerte, vamos. Ni me imagino el alientazo que echará.
Vía | Perez Hilton
Foto | L-Lohan
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