"Tuve acumulación de metales pesados, sobre todo mercurio, por haber consumido tantísimo atún durante los últimos 10 años de mi vida", explicaba Jorge Fernández el año pasado al diario 'Nius'. En ese momento había dado a conocer la intoxicación que padecía y que le había llevado a perder 10 kilos.
Después de llevar a cabo un tratamiento y una dieta especial, consiguió poco a poco hacerle frente, volver a equilibrar el organismo y recuperar peso. Ahora, a través de su cuenta de Instagram, ha publicado un post en el que da algunas claves a sus seguidores sobre cómo poder saber si tú también puedes estar padeciendo esto.
Según explica, son metales tóxicos que principalmente ingerimos en nuestras comidas, sobre todo en los pescados, y que "no existe un verdadero rango de tolerabilidad", puesto que no tienen cabida en el "metabolismo normal de nuestras célula".
Jorge detalla que puede ir desde el mercurio del pescado hasta el teflón y aluminio de las sartenes. Desde el plomo de los cosméticos hasta el aluminio del desodorante o el arsénico de los cereales. Elementos sobre los que, probablemente, no nos hayamos parado a pensar en las consecuencias que puedan tener en nosotros.
Llegados a un punto de su acumulación, es cuando "surgen los problemas metabólicos, endocrinos, inmunitarios... que no saben diagnosticarnos". Y entonces recurres a una frase muy común: "Mis analíticas me salen bien pero me sigo sintiendo mal".
Aclara que un problema por la acumulación e intoxicación por metales pesados no es algo que salga en una analítica normal y que, para descubrirlo, él propone una alternativa: realizarse un "mineralograma del cabello". Es una prueba no invasiva en la que se estudia el estado de los minerales y oligoelementos de nuestro cuerpo a través del cabello. "Es la única forma de saber con total seguridad si tienes metales", aclara.
¿Que cuál es la mejor forma de evitarlo? Además de lo que inhalamos en el aire (que poquita cosa podemos hacer), controlar lo que "comemos y nos ponemos en nuestra piel". Porque nosotros, si hay que ser de metales, somos de los preciosos. Ya sabes: un oro, un platino, una plata... Y queremos poquitos más.