Fue a principios del mes de octubre cuando Tamara Falcó capitaneó todos los titularacos y no precisamente por los cuernecitos que le puso Iñigo Onieva. La televisiva acudió a un congreso ultracatólico en México "en favor de las familias" y espetó perlitas de la talla de "ahora estamos viviendo un momento muy complicado para la Humanidad, hay tantos tipos distintos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde se puede ejercer el mal...".
Después de soltar semejante barbaridad y de que la tacharan de homófoba. La colaboradora de 'El Hormiguero' salió en su defensa alegando que "la palabra 'desviaciones' hacía referencia a comportamientos que mi ex tenía y que no estaban alineados con mi forma de entender la vida en pareja (...). Aunque no fuera mi intención, pido perdón a cualquier colectivo que se haya visto atacado por mis declaraciones. Jamás desearía el mal a nadie y menos aún incitaría al odio", expresó desde su cuenta de Instagram.
La bajada de pantalones de Falcó - Instagram
A su vez, Boris Izaguirre, súper colegui de la marquesita, escribió un artículo para 'El País' donde ponía de vuelta y media el discurso de su amiga: "En una suerte de esfuerzo mancomunado conseguimos alejar a Tamara del engañoso Íñigo Onieva. Ahora deberíamos repetir esfuerzo para alejarla de esa ideología odiosa que la rodea (...). La organización no le importa que cuelguen el sambenito de homófoba a Tamara. Necesitan alimentar esta publicidad, el ámbito laboral de Tamara, para mantener su campaña evangelizadora. Sugeriría un alejamiento de las malas compañías y quizás una disculpa explícita. Puedes ser buen católico sin convertir en ultra", se leía en la columna del periodista.
El testimonio del fashion victim no solo mosqueó a Tammy, sino que también puso que trina a su madre, Isabel Preysler. Tal y como cotillean desde 'Informalia'. La socialité y el venezolano coincidieron en un sarao la semana pasada y saltaron chispas entre ambos. Aunque en un principio la viuda de Carlos Boyer se negó a mirarlo a la cara, gracias a la insistencia del maridín de Izaguirre, se sentaron a solucionar sus redecillas.
Según la publicación citada, Isabelísima le cantó las cuarenta al amigo de su retoña, quien agachó la mirada y no dijo ni mú al respecto. De hecho, Ana Boyer, también presente, no dudó en decirle lo que pensaba al escritor. Tras el enfrentamiento, Boris se disculpó y cada uno se fue por su lado.
