Pongamos que un mal día, en España, los controladores aéreos la lían parda. Pongamos que, como personas que son, tienen derecho a hacer oír sus reclamaciones. Y ya puestos, pongamos que escogen a un tío con una fachada tal que todo lo que dice queda supeditado a lo bien que le queda la americana con esos ojos azul cielo. Y ya está, no pongamos más, que para poner al personal ya está César.
Tal es el alcance de su sexapeal que de la noche a la mañana este desconocido personaje pasa a ser protagonista de numerosas páginas en facebook con títulos tan sugerentes como “César Cabo contrólame a mi“. Im-presionante, hoyga.
Se ve que participar en un boicot que motive el cierre del espacio aéreo nacional durante horas, erigirse en portavoz del grupo y provocar junto a otros amigos el decreto de un estado de alarma… pues vaya, que tampoco es para tanto. Y si cada vez que abres la boca, sube el pan… pues ala, alegría. Que se presente en las próximas elecciónes que ya tenemos nuevo presidente. Y lo peor es que ¡tampoco lo descarta el tío!
Quizás algo de culpa tengan las Señoras que quieren que César Cabo les haga perder el control. O los más de cinco mil seguidores (followers) de su twitter, al final es normal que te creas un tío importante y todo, pese a que no hicieses casi nada para merecerlo. Ahí está la gracia.
Por lo visto ahora ha dado otro gran salto y ya es portada de la revista Vanity Fair. Me ha llamado la atención al ver su foto que antes era rubia... y ahora se ha vuelto moreno, y aunque no acabo de entender bien la metamorfosis, lo sumo al resto de acontecimientos que no entiendo de este hombre.
Dicen que no sabe si dedicarse a la política o a la farándula… Tal vez por eso está probando varios looks a ver cual es el papel en el que mejor encaja, quizá crea que el moreno le da un aspecto más intelectual… Pero esa mano apoyada en la barbilla me recuerda a alguien… ¿Estará tratando César Cabo de imitar a Enrique Dans? Con tanto twitter y tanto Facebook yo creo que este chavalote lo que quiere es convertirse en otro gurú del social media, señores. Hagan sus apuestas.
Imagen Vía | Vanity Fair
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