Este sábado es Halloween, es decir, el único día en el que tus amigos, los más fantasmas, pueden sacar a relucir sus dotes de seducción inventadas pasando desapercibidos entre aquellos que se ponen una sábana y les hacen dos boquetes en los ojos. Por eso, en la tertulia de enchufadillos de Pablo Motos en 'El Hormiguero' han hablado de las fiestas que giran en torno al maravilloso arte del disfraz.
Noche de tertulia con @cristina_pardo, @Tamara_Falco_, Pablo Motos, @nuriarocagranel y @delvaljuan #MaríaJiménezEH pic.twitter.com/YZ2z3V0ILA
— El Hormiguero (@El_Hormiguero) October 29, 2020
Para mí, la cultura del disfraz tiene dos vertientes: la de ir haciendo el mamarracho/a a través de él o la que lo utiliza como excusa para ir sexy provocativo/a a lo Toy Boy/Girl (bombero sexy, enfermera sexy, azafato/a de vuelo, que no hace falta añadirle el adjetivo "sexy"...).
Sin embargo, para Tamara Falcó, el hecho de disfrazarse siempre ha sido el pretexto para hacer celebraciones en las hectáreas urbanizadas que tiene por hogar: "de pequeña no he hecho nunca una fiesta que no fuera de disfraces".
Imaginaos qué putada para la reina del glamour que es su madre, Isabel Preysler. Ella, ansiosa por recibir de forma ostentosa a los padres del resto de mocosos y, por narices, tener que hacerlo con algún disfraz. Me la imagino abriendo la puerta de casa súper avergonzada vestida de la abeja Maya.
"Me rogaba mi madre: '¿otra vez niña quieres hacer una fiesta de disfraces?' Yo decía 'sí'", contaba Tamara en la sección 'Sálvame' blanqueado del programa de las hormigas donde ella habla de su asquerosamente lujosa vida y en la que Juan del Val y Nuria Roca cuentan sus intimidades más superfluas en tono jocoso.
Pero ella no se iba a disfrazar de 'árbol número 3' de la función de teatro del colegio ni de lagarto o cualquier cosa así: "me he disfrazado de todas las princesas que he podido", ha dicho entre risas. ¿Qué pasa ahora? Que hace 12 años se convirtió al cristianismo y en la iglesia católica no se celebra Halloween. "Esto es un auténtico sacrificio para mí", ha confesado.
La legítima marquesa de Griñón promete, "ahora que es amiga del Papa", gestionarlo para que se deje de afear la fiesta de los muertos vivientes desde el catolicismo. Entre broma y broma la verdad asoma... Me veo una cumbre entre el Papa Francisco y Tamara en Villa Meona por la aceptación de Halloween con el pontífice argentino poniéndose morado a Ferreros Rocher. Su propuesta se llama "Holyween", un juego de palabras entre 'Holy' (sagrado/a) y el nombre de la fiesta pagana (dudo que se le haya ocurrido a ella solita).
Y es que, en la casa de Tamara (la Villa Meona) se celebra esta fiesta inventada por ella misma que consiste en celebrarlo modo 'holy'. ¿Cómo se hace eso que suena tan apasionante? Muy sencillo: cuando en su urba aparecen niños disfrazados haciendo "truco o trato", la Falcó, en vez de darles caramelos, les da una estampita. ¡Qué divertido! "Eso es un timo", sentenciaba Pablo Motos.
"Mi amiga Clara, que es muy avispada ella, le dijo 'esto te sirve para pedirle al Santo una moto o lo que quieras'", ha dicho Tamara justificando el materialismo religioso que está fomentando entre los niños pijos y ricos de su urbanización. Pero claro, no lo puede hacer vestida de bruja... ¡Mucho mejor disfrazada de Santa Teresa de Calcuta!