No solo tú, que eres pobre, del montón, tienes derecho a llorar. Faltaría más. También las personas ricas, las exitosas, la que están en lo más top de lo top pasan por unos momentos de bajón que ni Bambi cuando se da cuenta de que su madre ya solo va a servir para decorar el salón de los cazadores.
Y es que Miguel Herrán se ha mostrado a sus seguidores de Instagram así, a corazón abierto. Vulnerable. Como tú y como yo.
"6 días han sido suficientes para destrozarme", comenzaba contando a sus seguidores en un texto de Instagram que ha acompañado por tres fotografías: una primera sonriente, las otras dos con las cataratas del Niágara brotándole de los ojos.
"Ya no quiero hablar. Ni comer. Me he parado en mi momento más constructivo y se ha vuelto destructivo. Estoy decepcionado conmigo. Quiero ser mejor persona", continúa compartiendo.
6 días de encierro en casa por estar en contacto directo con un infectado de covid-19 que comenzaron "triste, pero contento" y que acabaron sin ser "capaz de controlar absolutamente nada".
Miguel, cómo no, ha conseguido despertar la preocupación de sus seguidores y compañeras como Úrsula Corberó, que comentaba a la imagen: "Ay, bebé, pero ¿por qué lloras?"
A pesar del susto que nos llevamos al verlo con un berrinche que ni la Pantoja, al final del mensaje lanza un mensaje tranquilizador: "¡Estoy bien! Es solo una reflexión que quería compartir. Y así también veis algo en Instagram que no sea la nieve", concluye. Y nosotros, Miguel, que te lo agradecemos. Y para subir un poquito la moral de las gentes, aquí acabamos con otra foto.
Imágenes | @miguel.g.herran
