¿Que alguna vez firmas algo y tiempo después te lo echan en cara? Tú di que no te acuerdas y listo, que es lo que ha hecho Isabel Pantoja. Aunque, como recoge la revista '¡Hola!', la cosa ha ido más... ¿Y por qué ha optado la Pantoja? Por empezar a poner excusas al nivel de "mi perro se ha comido los deberes".
Isabel ha respondido al requerimiento notarial de Francisco y Cayetano Riviera, en el que pedían las pertenencias de su padre, Paquirri. Dicha petición por parte de los hermanos está basada en un documento privado que se firmó en 1987 y que en su momento ella dijo que no recordaba haber firmado. Cosas que pasan, que entre tanta firma de hipoteca e hipoteca, pues ya no sabes ni dónde acabas estampando el autógrafo.
Por tanto, ella se remitía a la escritura de partición, en la que no se hablaba de los objetos de valor sentimental, sino solo los económicos. Toda una estratega la Pantoja, que ni la de 'Gambito de Dama' jugando al ajedrez.
Aunque ahora ha cambiado de estrategia. Ahora no hace referencia a dicho documento ni a si lo había firmado o no, sino que se basa en que "la fotocopia es de escasa calidad" para rechazarla y remitirse, de nuevo, a la escritura de partición.
Joaquín Moeckel Gil, el abogado de los hermanos, aclara a la revista '¡Hola!' que la Pantoja "ha dado una larga cambiada". Añade, además, que ahora Isabel "no niega que tenga los bienes", al igual que tampoco "niega la existencia del documento", sumándosele una tercera cosita más: "Contradice fundamentalmente con lo que firmó el 24 de septiembre de 1987".
El abogado asegura que dicho documento que se firmó (aunque la Pantoja no se acuerde mucho, ya sabes) establecía que "primará sobre la escritura del cuaderno particional".
Días atrás, el mismo Moeckel había declarado que, en caso de que se demostrara que la habitación secreta de Cantora era el Primark de Paquirri (por eso de estar lleno de sus cosas) y no se realiza una entrega voluntaria, se podría pasar a la "ejecución forzosa". Lo que viene siendo entrar a Cantora y arramblar con todo, que nos imaginamos entrando allí a Fran y a Cayetano como si fuera el Black Friday.
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