No sabemos si, con esta última foto, Amaia Montero nos quiere decir que ha pasado de ser un patito nada feo a un cisne (por su cuello), si está promocionando su propia 'Bratz' o si, quizás, el curso de photoshop que encontró por Groupalia lo impartía un dinosaurio cuellilargo, pero la verdad es que no hay por donde coger ese cuello. Lo que sí sabemos es que ha logrado lo imposible... Que nos olvidemos del de Fernando Alonso...
Con su cintura de avispa y su cuello de avestruz, la exvocalista de 'La Oreja de Van Gogh' podría estar inspirado a los creadores de Pokémon para diseñar uno nuevo cuyo fuerte sea la belleza y su poder especial sea la potencia lumínica que irradia del pelo en esta fotografía.
Amaia se ha cansado, ya estaba harta la chiquilla (que es lo que parece ahora), y no de esperar con la carita empapada que llegara su amado con rosas (con mil rosas para ella), sino de los comentarios dañinos y críticas que muchos de sus followers que peor llevan el toque de queda (los más aburridos) vertían en sus fotos de influencer. Por eso, la cantante ha decidido tomar una drástica decisión: limitar los comentarios de su publicación.
Esta es una opción que Instagram ofrece con el fin de restringir la libertad de insultos y manifestaciones de odio, algo en lo que las redes sociales suelen ser líderes. De hecho, Amaia ha tenido que leer ya demasiados para decidir pulsar este botón de 'stop bullying', que le hace también prescindir de algunos de los mensajes más agradables que sus fans le escribían.
