Alexia Rivas, año y pico después de su papel protagonista de villana en la novela turca-española más internacional ('Merlos Place'), por fin ha superado el jet lag del salseo. Se ha propuesto ser la colaboradora revelación de la temporada y vaya si lo está consiguiendo.
Su omnipresencia en los platós sólo es comparable a la de los Javis (que les falta salir en Bricomanía) y la de Kiko Matamoros, que debe dormir en el sofá de terciopelo de Ana Rosa Quintana, el único donde no ha puesto ese culete duro (de momento) nuestro Don Limpio patrio.
Para ser toda una estrella televisiva y una eminencia del reporterismo en la pequeña pantalla, la socialitera más dicharachera ha dejado atrás su carita inocente de redactora llena de ilusiones en la gran ciudad para lucir un rostro al más puro estilo Beyonsebe, sometiéndose por supuesto a uno de los fundamentales del starter pack del famoseo: los bótox de clausura (de los ojos, que alguna se levanta tanto el pómulo que podrían empadronarla en Japón).
Según ha contado en exclusiva el programa donde ella trabajó, 'Socialité', Alexia podría haberse gastado entre 1.000 y 1.500 euros para moldear su rostro a imagen y semejanza de la esclavitud de los cánones de belleza entre las influencers de categoría como ella. Un cambio radical entre sus inicios y su actual estrellato en tan sólo 3 años. Y este cambio es más significativo que el umbral de éxito en ligues post-covid entre los feos desde que llevamos mascarillas y apagamos la luz para el meneíto con la tarifa nueva.
La experta Marisol Alonso, directora de la clínica de medicina estética 'Venus Clinic', el boxes del postureo, garantiza que la periodista ha pasado de jugar con los BabyBorn a hacerlo con el baby bótox "para refrescar la mirada", una función que yo creía que con un colirio de 4 euros bastaba, pero no, que la bromita cuesta alrededor de 195 pavos.
"Lo que se ha hecho en la mirada es darle un efecto de descansada porque tenía un poco de ojera. Se habrá rellenado con ácido hialurónico, se ha perfilado todo lo que es el mentón con un sistema de ultrasonido que va pegando la piel y tensando", ha continuado Marisol enumerando de carrerilla, sin chuleta ni nada, todo lo que Alexia Rivas habría remodelado de su expresión facial.
Esta señora ve probable que Alexia también se ha metido hidroxiapatita (Hidroxia Rivas podría ser su nuevo nombre artístico de vedette clínica) "para triangular un poco su cara" sin querer mojarse sobre si está buscando un efecto isósceles, escaleno o equilátero. Eso ya sería conjeturar y tampoco es plan, no es algo que se estile mucho en los programas de Telecinco.
Marisol Alonso también ha citado al mítico 'Danza Invisible' al apuntar que la exsuperviviente se habría refrescado el labio de fresa, sabor de amor, pulpa de la fruta de la pasión con Alfonso Merlos. "Se ha dado jugosidad, hidratación y perfilado el labio", decía añadiendo el peeling de vitaminas (marca Bifrutas, que dice que todo lo que se ha metido son primeras calidades, nada de marcas blancas) y una mesoterapia (que no Mesopotamia) también de vitaminas pero sin filtrar, con pulpa, para que no se le vayan como decía mi madre con el zumito de naranja.
"Se ha hecho también un peeling de pómulo llegando al cigomático, creando un efecto muy mono que se llama 'top model look'", añadía la profesional concluyendo esta lista tan larga como la carta de 'Los 100 Montaditos' o la lista de la compra de Anabel Pantoja cuando toca ir al supermercado.
Este completo de Alexia Rivas es más sacrificado de lo que parece ya que, sin horas valle ni tonterías de esas, la influencer tendría que ir varias veces al año a su editor de cabecera (literal, que le retoca la cabeza entera) para el mantenimiento de algunas zonas retocadas.
Un valor añadido a los 400 euros que le podría haber costado un retoquito, los 200 lereles del tratamiento 'high full', los 80 euros del peeling, los 150 de las vitaminas, lo mismo del baby bótox (pezqueñines no) y los 350 euracos del efecto top model look que sumarían un total cercano a los 1.500 euros de esta impresionante restauración, por suerte, muy alejada del resultado del Ecce Homo de Borja.