Ojalá los vecinos fueran la familia que elegimos, pero nada más lejos de la verdad. Menos aún, cuando se trata de los que te tocan al lado en la playa con opciones tan variopintas como: la familia con pequeñajos que te pasan por el lado corriendo y echándote kilos de arena; los jovenzuelos que ponen a todo volumen la música para todo el litoral; o los que fuman cigarros de esos que huelen fuerte. En el caso de la Lomana, la vecina que le ha tocado no podría venirle más al pelo, aunque no parecen haberse hecho muy amiguis.
"¡Vaya casualidad, tía! ¿Nos damos una puti vuelta para ver si pillamos cacho entre los tíos de 18 a 65?" Imagen de G Tres.
¡Vaya barbacoa de glamour! A la derecha, con una edad misteriosa y a pique del parraque por insolación... ¡Carmen Lomana! A la izquierda (que no lo lea Froilán, que entonces el parraque le da a él), con más bótox que el club de socias de Louis Vuitton y con su buen copazo en la mano... ¡Mar Torres! Este combate de bronceados después de estar al sol como una burger a la parrilla está interesantísimo. En riguroso directo, desde Marbella.
Aunque, puestos a compararlas con un plato en condiciones (no como los que hizo Lomana en 'MasterChef') yo diría que son un revuelto de setas, porque vaya mejunje más raro de divas marbellíes. ¡Qué chico es el mundo, porque vaya casualidad! Debo confesar que, si el mundo es un pañuelo, Carmen Lomana es mi moco con perlas favorito.
Mar Torres (o Carla Barber en rubia), con un Gin Lemon en la mano, parece estar llamando a alguna amiga para decirle: "tía, o sea, qué fuerte, me he encontrado a la Lomana en las tumbonas de al lado del 'Nikki Beach' y no me ha invitado a la copa ¡si está forrada!". La verdad es que Carmen, a sus 72 misteriosos años y alguna que otra intervención, está estupenda con ese bikini tan pizpireto de braga faja rollo años 60.
