Esta edición de parecidos razonables es de las más tétricas que hemos realizado; pero el parecido del jovencito -frankenstein- Stalin, aprendiz de genocida, y de Borat, el Kazajstaní más famoso, es impresionante. La pena es que Stalin, al igual que Borat, no haya sido también un personaje de ficción para mayor gloria de un estudio de Hollywood. Porque al contrario que Borat, Stalin nunca ha tenido ni puta gracia...
Vía | Te Pasmas
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